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Don Bosco no pudo contener la risa en aquel
instante y dijo al viejo:
-Bravo, le espero como se espera a un amigo. Y
siguió el sermón.
Entre tanto, los sectarios hacían su abjuración
y daban a los misioneros las pruebas más
consoladoras de que su arrepentimiento era
verdaderamente obra del Señor. Los dos misioneros,
por su parte, ((**It5.423**))
repuestos de las singulares fatigas de la
recolección de tanta mies, fueron confortados y
sobradamente recompensados con el inmenso consuelo
de ver aquel pueblo libre del embrujo engañoso de
la secta, que bien puede afirmarse desapareció por
completo después de la misión. Euntes ibant
etflebant mittentes semina sua, venientes autem
venient cum exultatione portantes manipulos suos.
(Sal. 125) (Se va, se va llorando, al llevar la
semilla; mas se vuelve, se vuelve entre gritos de
júbilo, al traer las gavillas).
Estos acontecimientos se los contaron a don
Miguel Rúa el mismo párroco don Juan Bta. Melino,
el señor Beta y varios de los que habían sido
ofuscados por Grignaschi.
El diario Armonía, en su número 27, viernes, 1
de febrero de 1856, cerraba así su breve
comentario de esta misión.
<>Consuela esperar que El que comenzó la obra,
ipse perficiet, confirmabit, solidabitque (I Pedro
V-10) (El la afianzará, robustecerá y
consolidará). Sin embargo conviene que los buenos
ayuden a aquel pueblo con su oraciones; porque
Grignaschi pronto cumplirá su condena en la
cárcel. Y ese infeliz, lejos de haber dado la
menor señal de arrepentimiento, sigue más
empedernido y fanático que nunca en su impiedad. Y
en cuanto sea puesto en libertad, volverá a su
antiguo campo a sembrar la cizaña. Que las
oraciones de los justos mantengan a los buenos
campesinos de Viarigi en el buen camino. Confiamos
en su perseverancia, ya que ((**It5.424**)) no
evaricaron por maldad de corazón, sino por un
engaño mental; más aún, se les engañó abusando de
su bondad; el lobo entró en el redil, vestido con
piel de oveja y bajo las apariencias del buen
pastor>>.
De retorno a Turín don Bosco fue recibido por
los muchachos del Oratorio en son de triunfo; y
para celebrar el feliz acontecimiento, aquel día
se les sirvió una buena comida.
(**Es5.305**))
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