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->>De qué se trata?
-Se trata del modo de fomentar las vocaciones
eclesiásticas.
-Problema difícil es éste; pero ya que me
distinguís con vuestra confianza, diré lo que
pienso. Ante todo, a mi parecer, echando un
vistazo a los jóvenes pobres y a los ricos,
resulta que como aquéllos están acostumbrados de
siempre a los sacrificios, son más a propósito
para la vocación eclesiástica. Dicho esto, yo
quisiera que, repartidos por diversos lugares, si
no de todas las diócesis, sí de las más grandes
provincias o ciudades, hubiera grandes centros
destinados para recoger a la juventud pobre y
abandonada. Con esta providencia vendrían jóvenes
de todas partes y los tendríamos por centenares y
millares, para educarlos cristianamente, con la
idea de estudiarlos, analizarlos, descubrir sus
aptitudes físicas, intelectuales y morales, para
luego hacer con ellos lo mismo que hace el
jardinero con las plantas de su vivero, que
selecciona unas para el llano y otras para el
monte. A éste, que no tiene capacidad, ni memoria
para nada, le enseñamos lo indispensable para la
vida. A éste otro, que no tiene voluntad ni
talento para seguir con los libros, le enseñaremos
el arte u oficio que más le guste. Y a éste otro,
de porte ingenuo, carácter franco, feliz memoria,
inteligencia abierta y sanas costumbres, íah!, a
éste lo cultivaremos con esmero, para que
arraigue, se fortalezca y crezca. Siga este joven
un curso de estudios regulares, afiáncese en los
primeros conocimientos, más aún en la gramática
latina y mucho más en Retórica. Y con esta
cultura, os aseguro que, cuando llegue a la edad
oportuna, será un hombre de Iglesia, porque el
Dueño de la mies le habrá elegido para cultivar su
viña. Este es mi parecer: >>y el vuestro?
-íQuite allá, Felicísimo! Con esas salidas de
fabulosos proyectos, tan apropiados a las
necesidades, usted nos aturde. >>Pretende ((**It5.411**))
hacernos ver las estrellas en pleno día? >>No se
da usted cuenta de que sus proyectos, fantásticos
en abstracto, son irrealizables en la práctica;
que, si en tiempos mejores hubiera sido posible
ejecutarlos, en lo tiempos que corren, son un
sueño?
->>Un sueño? >>Quién no hubiera respondido lo
mismo, considerando la empresa, los tiempos y las
circunstancias?
Sin embargo, para el siervo de Dios don Bosco
no fueron un sueño, sino una realidad. Realidad el
juntarlos en centros apartados de jóvenes
perdidos. Realidad la selección prudente y la
acertada distribución de unos para las artes,
otros para un oficio y los demás para estudios
superiores. Realidad el cultivo de las plantas,
dirigidas todas hacia el Cielo, unas para el valle
y otras para la montaña. >>Queréis saber cuántos
centros o establecimientos semejantes erigió él en
el mundo? Cerca de ciento cincuenta. >>Queréis
saber a cuántas vocaciones eclesiástico-religiosas
abrieron paso sus colegios? No os lo puedo decir,
porque son innumerables después de cuarenta años.
Preguntad a los seminarios, a los claustros, a
las misiones... >>
Efectivamente, en 1883, yo mismo, junto con don
Francisco Dalmazzo, oí exclamar a don Bosco:
-Estoy satisfecho. He mandado hacer una
cuidadosa estadística y resulta que han salido de
nuestras casas y están trabajando en sus diócesis
más de dos mil sacerdotes. Gracias sean dadas al
Señor y a su Santísima Madre, que nos
proporcionaron medios abundantes para hacer tanto
bien.
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