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mos a comenzar, procurando a la sociedad y a la
religión aquel bien que, una y otra, esperan de
los buenos en los críticos tiempos que corren para
ambas.
Si con nuestro esfuerzo conseguimos tan sólo
contrarrestar la inmoralidad y la corrupción del
espíritu y del corazón, que con tanto empeño, con
tal abundancía de medios se trata de difundir por
nuestra pobre patria, sobre todo por las aldeas,
entre los campesinos rudos e ignorantes, nos
daremos por satisfechos, pues habremos sido los
instrumentos con que Dios ha realizado un gran
bien, cuyo mérito nos dará a todos cuantos nos
hemos empleado a fondo en defensa de la fe
católica y en la difusión de los principios de la
virtud cristiana.
La aprobación del Santo Padre, que nos fue
comunicada por el Emmo. Cardenal Antonelli,
Secretario de Estado, en la carta que hemos
publicado en el folleto 20-21, infundió en
nosotros nuevos bríos, y abrigamos la esperanza de
que la bendición del augusto Pío IX habrá animado
también a nuestros beneméritos cooperadores a
continuar prestándonos de buena gana su ayuda con
la misma elegancia de antes, y que de nuevo
pedimos cordialmente.
Los enemigos de la religión católica y de la
sociedad, con increible actividad y toda suerte de
medios, se esfuerzan por pervertir el espíritu y
corromper el corazón de los tibios y sencillos; es
nuestro deber y el de todos los buenos oponerse
con su actividad y con todos los medios lícitos y
honestos al torrente que intenta envolver en su
corrompido torbellino a la sociedad y a la
religión.
Pero, en obra tan eminentemente social y santa,
es necesaria la unión, el acuerdo. Unámonos, pues,
pongámonos de acuerdo y obremos con decisión. Dios
bendecirá nuestro trabajo, dará el incremento
necesario a nuestras obras y un día tendremos el
consuelo de ver a nuestros enemigos, enemigos de
la fe y de la sociedad que, convencidos de sus
errores y de sus utopías, se unen a nosotros, o,
avergonzados y vencidos, se revuelcan en el fango
de su derrota, incapaces de hacer daño.
Entre tanto, anunciamos que la suscripción
sigue abierta en las mismas condiciones y bases
del año pasado.
Que los temas que se comenzarán a tratar serán
acabados en cada uno de los folletos, de modo que
no guardarán relación unos con otros, o sea que no
serán continuación.
((**It5.22**)) Que la
asociación pondrá todo su empeño para que los
asociados reciban a su tiempo los folletos que se
publican.
Finalmente, comunicamos que está ya en la
imprenta una traducción al francés de todos los
folletos publicados durante el año, para
satisfacer y atender a la necesidad de las
provincias y diócesis de habla francesa.
Recordamos una vez más la advertencia publicada en
la cubierta del folleto 20-21.
Esta última advertencia era para los
suscriptores de Saboya.
Con esta nota emprendían las Lecturas Católicas
su segundo año de existencia. Don Bosco hizo
imprimir 3.000 circulares de propaganda en la
imprenta Doyen. Y en marzo escribía él mismo dos
folletos con un suceso contemporáneo, bajo el
título de: Conversión de una valdense. Es un
episodio rigurosamente histórico, en el que
solamente se camuflan algunas circunstancias que
por el momento no es conveniente manifestar.
Se trata de una jovencita, hija de padres
herejes, que se enamora
(**Es5.29**))
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