((**Es5.289**)
sobre la elección de estado. Antes de emitir su
parecer, ponderaba bien todo, se fijaba en si
aparecían señales de vocación y luego ((**It5.400**))
imploraba con la oración las luces del Espíritu
Santo.
Nunca decidía sino cuando estaba moralmente seguro
del éxito, y entonces hablaba sin ambages, como
quien está seguro de manifestar la voluntad de
Dios.
<>Su admirable prudencia para descubrir, cuidar
y dirigir las vocaciones sacerdotales, fue muy
pronto conocida hasta fuera del Oratorio por lo
que muchos obispos y superiores de Institutos
Religiosos acudían a él en busca de orientación y
consejo. Uno de ellos fue el Superior General de
los Servitas>>.
Pero cuando en cosa de tanta importancia se le
consultaba por carta, o bien no estaba seguro de
que aquélla fuera la voluntad del Señor solía
enviarlos a su director espiritual o al párroco.
Los seminaristas de la diócesis le pedían
consuelo y ayuda en sus dificultades, le
manifestaban sus dudas acerca de la elección que
habían hecho, se encomendaban a él para que les
indicara medios con que progresar en determinada
virtud y él se apresuraba a consolarlos. Alguno le
escribía comunicándole sus ansiedades ((**It5.401**)) en
víspera de las sagradas órdenes; y don Bosco, que
seguía las normas de los teólogos más severos, de
apartar del Santuario a quien no ofreciese
seguridad en la virtud, respondíale con tal
delicadeza, que hacía ver en él al hombre de Dios.
He aquí una prueba de nuestro aserto.
Queridísimo hijo:
He recibido su carta; alabo su franqueza y
demos gracias al Señor por la buena voluntad que
le inspira. Siga los consejos del confesor: Qui
vos audit, me audit (Quien a vosotros oye, a mí me
oye), dice Jesucristo en el Evangelio. Trate de
corresponder a los impulsos de la gracia que
golpea a su corazón. Quién sabe si el Señor no le
llama a un tan alto grado de virtud.
(**Es5.289**))
<Anterior: 5. 288><Siguiente: 5. 290>