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CAPITULO XXX
CURSO ESCOLAR DE 1855-56 -CONCEPTO DE SANTIDAD EN
QUE TIENEN LOS ALUMNOS Y SUS PADRES A DON BOSCO
-ENTREGA DE LA LISTA DE LIBROS QUE TIENEN LOS
MUCHACHOS -SE INSTALA EN EL ORATORIO EL TERCER
CURSO DE <> -LECTURAS CATOLICAS
-CATECISMO BREVE PARA LOS NIÑOS -CARTA AL CANONIGO
VOGLIOTTI; SERVICIO DE LOS CLERIGOS EN LA
CATEDRAL; JOVENES RECOMENDADOS PARA EL SEMINARIO
DE CHIERI -SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA -AUGURIOS A
UNA BIENHECHORA POR NAVIDAD -LOS HERMANOS DE LAS
ESCUELAS CRISTIANAS DESTITUIDOS EN LAS ESCUELAS
PUBLICAS
AL aumentar el número de alumnos en el Oratorio,
dice el canónigo Anfossi, don Bosco, incómodamente
sentado en una sencilla silla, volvía a sus
interminables horas de confesonario, en la iglesia
o en su habitación, aunque siempre se hiciera
ayudar por otros confesores, como el P. Dadesso,
oblato, don Francisco Giacomelli, y a veces los
teólogos Borel y Marengo. Pero don Bosco era
siempre el preferido por los chicos, y los que se
confesaban con él se hacían cada vez mejores.
El teólogo Marengo apreciaba tanto a don Bosco,
que, después de haber confesado a un jovencito
durante dos o tres años, ((**It5.358**)) le
aconsejaba: <>.
Cuando las madres escribían a sus hijos o iban
a verlos, les recomendaban que fueran a menudo a
confesarse con don Bosco: y decían:
-íEs un santo y sabrá ayudarte!
Los estudiantes eran matriculados por sus
padres en Valdocco porque, repetían, era la casa
de un santo. Los alumnos, al escribir a sus casas,
confirmaban esta fama, de suerte que las acciones
de don Bosco corrían en boca de la gente, y hasta
personas sensatas y doctas las tenían y juzgaban
portentosas. Y los padres, al responder a sus
hijos, les encargaban que pidieran a don Bosco
oraciones por la conversión de una persona de la
familia, por el arreglo de cualquier
(**Es5.259**))
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