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((**Es5.236**)de que no aceptaría. Don Bosco, sonriendo, contestó a la invitación: -íSería bonito que don Bosco, en otro tiempo maestro de gimnasia, no fuera ya capaz de bajar una escalera! Y sin más, con un poco de esfuerzo, bajó sin ayuda de nadie. Don Bosco, además de ser un modelo de conversación ((**It5.324**)) agradable y cristiana, lo era también de sinceridad y caridad. Jamás aduló a los ricos ni a los que ocupaban cargos elevados; al contrario, en su tiempo y lugar, dábales advertencias y consejos. Pero lo hacía con tal arte, que se ganaba los corazones y conquistaba su gratitud. Cumplíase en él el dicho del apóstol: Pietas ad omnia utilis est, promissionem habens vitae quae nunc est, et futurae (La piedad es provechosa para todo, pues tiene la promesa de la vida, de la presente y de la futura) 1. Y henos ante el resultado de los hechos. Comencemos por el buen ejemplo que don Bosco daba soportando las defectos ajenos, acallando su amor propio ofendido y manteniéndose en calma al tratar con personas de un carácter demasiado duro y riguroso. Tal era el caso de una señora de la alta sociedad, muy generosa con los pobres, amante de la sólida virtud, pero que no podía sufrir la más mínima contradicción. En su afán de corregirse y ejercitarse en la paciencia, tenía esta señora a su lado una mujer de compañía, irascible, a la que mantenía, vestía y daba además tres mil liras anuales. Aunque ella correspondía con reproches y arrebatos de ira, la aguantó mientras vivió, la cuidó, la sirvió, pero regañaban continuamente. Esta dama fue un día, en 1857, a visitar a don Bosco. Aunque acostumbrada a ver, a su paso, abiertas de par en par todas las puertas por sus sirvientes, tuvo que entrar en la habitación de don Bosco, por una puerta que tenía separada sólo una hoja. Usaban las señoras de entonces el miriñaque, reproducción del antiguo guardainfante 2 y como no era suficientemente ancha aquella abertura, impaciente como siempre, quiso entrar forzando el vestido; pero se rompieron los alambres que lo sostenían hueco. Entonces montó en ((**It5.325**)) cólera y protestó asegurando que nunca jamás volvería al Oratorio. Don Bosco le dijo: -Excelencia, >>no sabe que las puertas de don Bosco no son tan anchas como las de su palacio? 1 I Timoteo IV-8. 2 Guardainfante: especie de faldellín reducido, muy hueco, hecho de alambres con cintas, que se ponían antiguamente las mujeres en la cintura y sobre él la basquiña. (N. del T.) (**Es5.236**))
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