((**Es5.232**)
A menudo, don Bosco llevaba consigo a estas
comidas a alguno de los suyos: Cagliero, Turchi,
Anfossi, Francesia..., los cuales fueron testigos
de cuanto llevamos dicho y aún diremos, y todos
están de acuerdo con lo que aseguraba don Miguel
Rúa.
<>.
((**It5.319**)) A
veces, para conseguir este su íntimo deseo, sabía
emplear oportunas y felices ocurrencias. Un día,
sentado a una mesa repleta de abundantes y
agradables bebidas, exclamó:
-Si estuvieran aquí mis muchachos, íqué buena
cuenta darían de tanto bien de Dios!
En otra ocasión, al presentar el segundo y
tercer plato, no quiso tomar más. Dijo entonces el
jefe de familia:
-Don Bosco, >>no se encuentra bien?
-Muy bien, respondió; pero >>cómo quieren
ustedes que yo coma todo esto, mientras mis hijos
no tienen con qué matar el hambre?
Entonces uno de los comensales se puso en pie y
dijo:
-íEs cierto, hemos de pensar tambiénn en los
muchachos de don Bosco!
Y pasó en seguida de uno a otro y recogió cerca
de cuatrocientas liras que entregó a don Bosco.
Comía un día en casa del banquero Cotta, el
cual, al verle un tanto preocupado, le preguntó si
tenía alguna molestia. Y don Bosco le respondió:
-Siento sobre mi estómago el peso de los varios
millares de liras que usted me ha prestado.
(**Es5.232**))
<Anterior: 5. 231><Siguiente: 5. 233>