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estaban intrigados en ello. Se presentaron a don
Bosco y él esperó a que las diligencias se
pusieran en marcha y descubrió aquel misterio,
diciendo:
-Verdaderamente ayer me sucedió algo curioso de
veras.
Y al terminar el relato, concluyó:
-Cuando salí de la iglesia quise cerciorarme de
si los demás hablaban de aquello, pero como nadie
decía nada, comprendí que sólo lo había visto yo y
también me callé. Ahora os lo digo a vosotros y
estaré alerta para ver qué les sucede a aquéllos
sobre los que se detuvo la luz.
Y aquel mismo año la visión quedó cumplida. Un
rico comerciante, con fama de buen cristiano,
sobre cuya frente se paró la llamita que indicaba:
apostasía, se hizo protestante. El otro, señalado
por la segunda llama, murió en el año: era un
noble barón.
((**It5.305**)) Don
Bosco confió los dos nombres a Francesia, el cual
no los olvidó nunca. Algunos años más tarde
preguntó don Juan Turchi qué había sido de aquél
sobre el cual se posó la primera llamita y obtuvo
esta respuesta:
-Se ha hecho protestante.
Es bien cierto que otras llamas semejantes,
aparecidas sobre la cabeza de varias personas,
revelaron a don Bosco su porvenir.
Vuelto don Bosco a Turín, se cuidó de ultimar
el envío de los dos folletos de agosto impresos en
la tipografía Ribotta. En éstos aparecía otra vez
la aprobación de la Curia Arzobispal de Turín. El
libro se titulaba: Instrucción catequística sobre
el matrimonio, por el teólogo colegiado Lorenzo
Gastaldi.
Es una instrucción corta y clara dirigida al
pueblo. El docto teólogo daba así la razón de su
publicación.
<>.
Terminaba demostrando, como corolario del
matrimonio cristiano, el derecho que tiene la
Iglesia a actuar en la educación de los hijos
católicos, el deber paterno de adoctrinar a los
hijos de acuerdo con las máximas y preceptos del
Evangelio, de encomendarlos a maestros o a
colegios verdaderamente cristianos y de dejarles
en plena libertad en cuanto a la elección de
estado.
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