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noche mosquitos, mariposas y una clase de pulgas
que no dejan dormir. Oí decir muchas veces a
capitanes y generales que no temían a los cañones
de los rusos, pero que se rendían ante estos
bichitos, contra los cuales nada valen las uñas de
un pobre campesino, ni la fuerza y la espada de
los más valientes militares.
Para hacerme idea cabal de aquellas tierras
pregunté un día al capitán, que bondadosa y
cortésmente me invitó a pasear don él después de
comer, y él satisfizo mi curiosidad con estas
palabras:
<>Crimea, antiguamente llamada Táurida, es una
península rodeada por el mar Negro y el mar de
Azov. Está unida al continente por el istmo de
Perekop, que es una lengua de tierra de casi
cuatro millas.
>>Los lugares algo conocidos por ti son
Balaklava, Alma, Inkerman, Eupatoria, donde los
aliados obtuvieron grandes victorias contra los
rusos el pasado año.
>>En la punta de la isla, hacia el mediodía,
hay una colina bien fortificada, llamada torre
Malakhov. Desde aquella colina se divisa la ciudad
de Sebastopol y detrás de la ciudad hay otros
fortines que pronto caerán en manos de los
aliados.
>>Hay muy pocos lagos y ríos.
((**It5.291**)) >>El
Cernaya es un torrente respetable, que actualmente
separa a los aliados de las tropas rusas, que
pronto atacaremos nosotros.
>>La población de Crimea apenas si llega a los
doscientos mil habitantes, casi todos tártaros y
siguen la religión de Mahoma.
>>La capital de Crimea es Simferopol. Sus
puertos principales son Kerch, Balaklava y
Sebastopol que es el más fortificado.
>>Es un país poco cultivado. Abundan los
desiertos, por lo cual el calor es insoportable en
el verano y el frío intensísimo en el invierno.
>>Los principales productos son cereales,
aceite, lino, cáñamo y tabaco; se cultiva la viña
con óptimo resultado. Hay también buena cosecha de
higos, aceitunas y granados, frutos que están muy
expuestos al peligro de la langosta. Existe mucho
ganado mayor y menor de vacas, camellos, cabras,
carneros, caballos y asnos tan grandes como los de
nuestros pueblos. íNo me refiero a ti!
>>Hay también ciudades, montañas, ríos, lagos,
playas que te quiero nombrar: Karabi, Jaila,
Tkhadyz-dugh...>>.
El simpático capitán pretendía seguir recitando
toda una lista de nombres que yo no podía
recordar, y ni siquiera pronunciar.
Así pues, le di las gracias por su amabilidad y
me fui a cumplir las órdenes de mi jefe, que
precisamente en aquel momento me necesitaba.
EL COLERA EN CRIMEA
Apenas llegamos a Crimea, algunos soldados
fueron víctimas de diversas enfermedades. La peor
y que más daño hizo fue el cólera morbo. En un
principio se creyó que era una enfermedad
corriente ocasionada por el cansancio del viaje.
Pero pronto pudimos convencernos de que era
realmente el cólera, semejante en todo al que el
año pasado asoló nuestros pueblos. También yo me
asusté, pero cobré aliento y me dije: -Animo,
Hombre de bien; ((**It5.292**)) la
fortuna ayuda a los audaces; haz lo que puedas por
el prójimo y confía en la Divina Providencia. Por
tanto, me puse a ayudar a mi jefe con toda el
alma, y a prestar a los enfermos el auxilio que
podía.
Pero las cosas tomaron un aspecto desagradable.
Los casos y muertes del cólera
(**Es5.214**))
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