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que, a lo mejor, se hacían desear, en recompensa
de su fe: ni cuando veía evaporarse la realización
de un proyecto que se creyó inminente, importante
y muy querido. Preveía, en efecto, tener que
suspender el acariciado proyecto de la tipografía
y no poder rescatar el terreno vendido con tal
fin. íLa muerte del abate Rosmini había echado por
tierra tantas esperanzas! Sin embargo, con toda
serenidad contestaba a don Carlos Gilardi, quien
le proponía vender totalmente o en parte el campo
que él había cedido al Instituto de la Caridad.
Carísimo don Carlos:
Con satisfacción recibo su apreciada carta en
la que me da noticia oficial de la elección del P.
Pagani como Padre General. Bendito sea Dios. Creo
sinceramente que se ha cumplido la voluntad del
Señor: déle muchos recuerdos de mi parte.
((**It5.275**)) En
cuanto a la parcela que se proyecta poner a la
venta, existe ciertamente como punto favorable el
del muelle provisional de Valdocco. En la
primavera pasada había demandas y ofertas bastante
ventajosas: ahora atravesamos un momento de
crisis; son pocos los que quieren comprar y
ninguno construir; por ello, sería del parecer de
esperar hasta la primavera de 1856. Si durante
este tiempo se presentara alguna oportunidad,
podría aprovecharse, pero sin precipitación. Yo,
por mi parte, no estoy con condiciones de comprar.
Mientras tanto, le presento los saludos de mi
buena madre, de mis clérigos, que le recuerdan
mucho: todos nos encomendamos a sus piadosas
oraciones.
Me profeso en el Señor de V. S. Carísima.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Esta carta refleja la perfecta calma de su
corazón, hija de la confianza en María Santísima,
animada por la óptima conducta de sus muchachos,
cuyas virtudes eran conocidas y apreciadas en la
ciudad. Seguían asistiendo a dos escuelas
privadas: a la de don José Bonzanino para el
bachillerato elemental y a la de don Mateo Picco
para el bachillerato superior. Aunque modestos en
su vestimenta, y de humilde condición, se les veía
limpios, bien educados y tan corteses, que sus
compañeros de alto rango alternaban gustosos con
ellos. Y sacaban de esta amistad mucho provecho,
por la emulación, el mayor orden y silencio, y el
atractivo de la virtud. Los profesores bendecían
por ello al Señor, y sobre todo, porque uno de
ellos evitó un gravísimo incidente.
Domingo Savio asistía a la clases de segundo
curso de gramática latina con el profesor
Bonzanino. Dos de sus condiscípulos le ofrecieron
la oportunidad de demostrar hasta qué punto ardía
((**It5.276**)) en el
fuego del amor de Dios y cuánto deseaba evitarle
cualquier ofensa.
(**Es5.203**))
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