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CAPITULO XXV
EL PAN DE CADA DIA EN EL ORATORIO - LA DIVINA
PROVIDENCIA Y DON BOSCO - FRACASA EL PROYECTO DE
LA TIPOGRAFIA - EJEMPLAR CONDUCTA DE LOS ALUMNOS
DEL ORATORIO EN LAS ESCUELAS PRIVADAS - UN HEROE
DE LA PAZ - MOLESTIAS DE DON BOSCO DURANTE LAS
VACACIONES OTOÑALES Y UN RELATO EN LA DISTRIBUCION
DE PREMIOS - PROMESA A LA VIRGEN CUMPLIDA Y
PREMIADA - RECOMENDACION A LOS MUCHACHOS QUE
VOLVIAN A SU PUEBLO - DOMINGO SAVIO Y MASSAGLIA NO
QUIEREN SEPARARSE DE DON BOSCO
TERMINABA el año escolar 1854-1855 y aunque en el
Oratorio se vivía muy pobremente, ni un solo día
llegó a faltar lo necesario. El kilo de pan de
segunda clase costaba setenta céntimos y don Bosco
no dio de baja a ninguno de sus muchachos, ni
restringió su número, sino que continuó aceptando
más. Hasta alegró su mesa alguna que otra vez con
algo extraordinario. Las ganancias de la rifa
bastaron para cubrir necesidades: habían sido el
premio de la caridad que estimulaba sus trabajos y
de las previstas humillaciones, que aumentaban el
valor de sus sacrificios.
Por eso la Divina Providencia no dejaba de
asistirlo, y él se abandonaba en sus brazos con
tal confianza, ((**It5.274**)) ternura
y agradecimiento, que podría afirmarse que pasó
toda su vida en continua acción de gracias al
Señor.
De cualquier circunstancia de la vida, de todo
suceso grande o pequeño, sabía tomar pie para
exaltar la bondad de Dios, su Providencia, su
sabiduría y omnipotencia. Iba un día de verano por
las calles de Turín, acompañado de don Miguel Rúa.
Paróse ante una frutería, hízole notar la
variedad, la belleza, la bondad de tanta clase de
frutas como allí había expuestas, y exclamó:
-íQué bueno es el Señor, que provee con tanta
abundancia y variedad las necesidades de nuestra
vida material!
Expresiones semejantes se escapaban mil veces
de su amante corazón.
Jamás apareció en él una sombra de impaciencia
esperando ayudas
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