((**Es5.195**)((**It5.261**)) Pero,
de cuando en cuando, el Señor hacía ver que no
abandonaba a sus pobrecitos. Precisamente un día
de aquellos, a tiempo de que don Bosco estaba a
punto de salir a la ciudad en busca de alguna
ayuda, se le presentó el conde Renato d'Agliano,
gentilhombre de la nobleza de Turín, ilustre por
su sangre y por sus sentimientos de cristiana
piedad, y le dijo:
-Tengo a mi esposa gravemente enferma, rece y
haga rezar a sus muchachos por su curación.
((**It5.262**))
Mientras hablaba, puso en su mano una limosna, que
cubría la mitad de la deuda del pan. Don Bosco dio
las gracias al caritativo señor y le animó a
confiar, haciéndole notar que con la obra de
caridad hecha antes de alcanzar la gracia,
obligaba en cierto modo a Dios a concedérsela.
Aquella misma noche, don Bosco añadió un
Padrenuestro y Avemaría a las oraciones de la
comunidad por una enferma, y encargó se hiciera lo
mismo en adelante hasta nuevo aviso.
Tres días más tarde volvió el noble Conde al
Oratorio y con frases de profundo agradecimiento
contó que, con gran sorpresa del médico, su esposa
estaba fuera de todo peligro y casi curada.
Reconocido al Señor por favor tan inesperado, dejó
otra limosna. La Divina Providencia, admirable
siempre en sus designios, dispuso que la segunda
limosna fuera igual a la primera; de esta suerte
don Bosco pudo saldar su deuda con el panadero.
Estos casos de beneficencia, que tenían mucho
de extraordinario y prodigioso, infundían en don
Bosco gran confianza en la bondad del Señor y al
mismo tiempo le inspiraban las más cariñosas
industrias, para atender a todas las necesidades
de los suyos. Las relaciones que tenemos de aquel
tiempo concuerdan presentándonosle como si fuera
una pobre madre solícita, que, rodeada de numerosa
familia y temiendo que sus hijos tengan que sufrir
las consecuencias de la penuria, no se da punto de
reposo, a fin de que no les falte nada de lo
necesario para vivir.
A propósito de esto, para no cansar la
generosidad de sus buenos bienhechores, intentó
recurrir a la caridad pública.
((**It5.263**)) Así que
pensó en una tercera rifa, más pequeña y como
apéndice de las dos primeras, con los cuadros
sobrantes de la tómbola, al precio de una lira por
papeleta.
Este trabajo le llevó casi seis meses. Decía
él:
-<>.
(**Es5.195**))
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