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((**Es5.183**) mientras alimentó la esperanza de apartarlo del mal paso que fatalmente preveía, no dejó de escribirle, hasta que un día exclamó el Rey: -íNo tengo un instante de paz! íDon Bosco no me deja vivir! Y encargó a una persona de la Corte que transmitiera a don Bosco estas palabras suyas. Pero no habiendo conseguido su fin esta advertencia, y mientras la cuestión se discutía en las Cámaras, Víctor Manuel, preocupado e impaciente, después de los primeros y dolorosos casos, quiso conocer personalmente el lugar donde vivía aquel sacerdote que tanta zozobra le causaba. ((**It5.245**)) Así pues, un lunes, muy de mañana, vestido de paisano, fue por Valdocco a caballo con su ayudante de campo y dio una vuelta alrededor del Oratorio. Vio al clérigo Cagliero, le llamó y le preguntó por don Bosco. El clérigo respondió que don Bosco estaba en la Iglesia, pero muy cansado de tanto confesar, predicar y atender a los muchachos durante el día anterior. Oído esto, el Rey se alejó pero unos días después, volvió en coche. Poco antes de que él llegara al Rondó, bajaba don Bosco de su habitación y decía a Goffi, el portero: -Tengo mucho que hacer, y aunque venga el Rey, le dirás que no estoy. Y volvió a su habitación. Mas he aquí que el general conde de Angrogna descendió de la carroza real, se acercó al Oratorio y preguntó por don Bosco. Oída la respuesta de Goffi, volvió junto al Rey, que lo esperaba. El clérigo Francesia, que lo observó todo, le vio volver a subir al coche, que se dirigió hacia la forja de cañones. Había hablado el Rey con el general con cierto calor sobre la osadía de don Bosco al enviarle determinadas amenazas, y aquél, hombre de carácter impetuoso, creyó deber suyo, pedir cuentas a don Bosco de las supuestas ofensas al Soberano. El conde de Angrogna entraba a caballo unos días después en el patio del Oratorio seguido de su asistente. Se apeó, preguntó dónde estaba don Bosco, y entró velozmente en su habitación. Don Bosco se puso en pie. ->>Es usted don Bosco?, preguntó el general con voz airada. -Sí, señor. ->>Es usted quien se ha atrevido a escribir ciertas cartas al Rey queriendo imponerle la forma de gobernar el reino? ((**It5.246**)) -Yo mismo le he escrito; pero ínunca he pretendido imponer mi voluntad a nadie! (**Es5.183**))
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