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((**Es5.176**) más oportuno no darles importancia. Brofferio, en cambio, dijo en plena cámara de diputados que aquello era una provocación insultante contra el poder legislativo y, a gritos, pidió que se buscara al autor y se le castigara; pero nadie apoyó su invectiva, y se terminó por relegar la cuestión al silencio. Pero el 23 de abril se inició el debate en el Senado. Los pareceres no andaban de acuerdo y las discusiones degeneraban en altercados, para sofocar la impetuosa elocuencia de los oradores católicos. Hacía ya tres días que duraba la contienda, cuando el senador monseñor de Calabiana, obispo de Casale, para desenmascarar la hipocresía y deshacer la trama de los enemigos del clero, previo acuerdo con el Episcopado, obtenido el beneplácito de la Santa Sede y con conocimiento del Rey, propuso ofrecer al Gobierno la cantidad de 928.412 liras, para que se retirara ((**It5.235**)) la ley. Era la suma calculada en el balance del año corriente, antes destinada a congruas 1 y a suplemento de las mismas, para los párrocos de las provincias del interior. La propuesta desconcertó a los ministros, porque la razón principal que ellos habían esgrimido con más tenacidad para la supresión de los conventos, era precisamente la de recaudar fondos para congruas. Entonces Cavour pidió al Senado que suspendiera las sesiones, ya que el rey Víctor Manuel veía con buenos ojos aquella transacción. Su esposa y su madre habían recomendado insistentemente en sus últimos momento, al marido e hijo, que mirase por los intereses de la Iglesia perseguida. Estaba muy presente en su corazón el recuerdo de las difuntas, y se hallaba decidido a aceptar las condiciones ofrecidas por Roma. Cuando monseñor Ghilardi, obispo de Mondoví, fue a visitarlo la víspera de aquella proposición para comunicársela y hacerle ver las ventajas de la transacción, quedó tan satisfecho, que al despedirse el Obispo, ya muy entrada la noche, le acompañó, con la cabeza descubierta y dándole el brazo, hasta mitad de la calle que flanqueaba la catedral. Al día siguiente, 27 de abril, dimitían los Ministros. El general Santiago Durando era encargado de formar nuevo gobierno con estas dos condiciones: 1.¦ Buscar hombres que pensaran como los ministros salientes y 2.¦ Respetar lo pactado con Roma. Una condición anulaba la otra; era un indicio de la perplejidad que agitaba el ánimo del Rey. Entre tanto, los sectarios intentaban con sus acostumbrados manejos, influir en el ánimo del Soberano. Los periódicos pronosticaban 1 Congrua es la renta que debe tener el que ha de recibir las órdenes sagradas, con arreglo a las constituciones sinodales de cada diócesis. (N. del T.) (**Es5.176**))
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