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((**Es5.158**) bonum est''. Y que a las almas buenas se les hace más difícil manifestar lo favores que el Señor les hace, que no los pecados cometidos>>. En medio de estas larguezas de la misericordia del Señor había empezado en los tres Oratorios festivos la catequesis cuaresmal. Uno de aquellos domingos dio don Bosco una plática sobre el modo de hacerse santo, y se entretuvo especialmente en el desarrollo de estos tres puntos: es voluntad de Dios que nos hagamos santos; es muy fácil conseguirlo; está preparado en el cielo un gran premio para quien se hace santo. Estas palabras causaron gran impresión en el alma sencilla de Domingo Savio, que poco después decía a don Bosco: -Siento el deseo, la necesidad, de hacerme santo; nunca me hubiera imaginado yo que uno pudiese llegar a serlo con tanta facilidad; pero ahora que he visto que se puede también estando alegre, quiero absolutamente hacerme santo. Don Bosco alabó su propósito, le indicó que lo primero que Dios quería de él era una constante y serena alegría; le aconsejó que fuera perseverante en el cumplimiento de sus deberes de piedad y estudio, y que tomara siempre parte en los recreos junto con sus compañeros. Al mismo tiempo, le prohibió toda penitencia austera y las oraciones demasiado prolongadas, porque no eran compatibles con su edad y su salud, ni con sus ocupaciones. Domingo obedeció, pero un día don Bosco le encontró muy triste y exclamando: -íAy de mí! íEstoy en un verdadero aprieto! El Salvador dice que si no se hace penitencia, no se podrá entrar en el paraíso, y a mí me prohíben hacerla; >>cuál va a ser entonces mi cielo? -La penitencia que Dios quiere de ti, le dijo don Bosco, es la obediencia. Obedece y ya tienes bastante. ((**It5.210**)) ->>Pero es que no podría permitirme hacer alguna otra penitencia más? -Sí, se te permite ésta: soportar con paciencia las injurias que te hagan, tolerar con resignación el calor, el frío, el viento, la lluvia, el cansancio y todas las indisposiciones de salud que quiera enviarte el Señor. -Bien, pero todo esto hay que sufrirlo por necesidad. -Pues lo que haya que sufrir por necesidad ofréceselo al Señor y se convertirá en virtud, y ganarás muchos méritos para tu alma. ->>Y nada más? -Trabaja para ganar almas para Dios. (**Es5.158**))
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