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expresarlo de mil modos, nunca se permitió ninguna
manifestación demasiado sensible, y ni siquiera
estrechaba largamente las manos de un ((**It5.167**))
muchacho entre las suyas. Daba una idea perfecta
de la presencia del Salvador en medio de los
jóvenes. La virtud de la pureza era como una
túnica que le cubría de la cabeza a los pies; y
por eso los muchachos se acercaban a él con gusto,
y le tenían ilimitada confianza, porque sabían que
era inocente y puro. El teólogo Leonardo Murialdo
añadía, como consecuencia, que la caridad que don
Bosco tenía con los jóvenes era tal que éstos le
correspondían con tan sincero afecto y de tal
modo, que no se podría encontrar otro ejemplo con
quien compararlo.
El canónigo Ballesio nos ofrece su testimonio:
<((**It5.168**))
sacerdotes, le besaban con gusto la mano, y lo
hacían con una mezcla de aprecio y de profunda
reverencia como si besaran una reliquia.>>
Don Juan Turchi afirma:
<>.
También monseñor Cagliero hacía observar:
<(**Es5.129**))
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