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determinación de la Venerable Mesa escandaliza a
la Iglesia, y puede menoscabar ante los
extranjeros (no ante los italianos, que lo
conocen) el buen nombre del señor De Sanctis, la
dirección de La Luz evangélica invita a los
miembros de la Iglesia, que se consideran lo
bastante independientes, a que digan si pueden o
no en conciencia, y ante Dios que nos tendrá que
juzgar, aprobar la determinación de la Venerable
Mesa>>.
El desengaño sufrido por el pobre apóstata era
una voz, que le hacía oír el Señor, para volverlo
al ((**It5.140**)) buen
sendero y al seno de la Iglesia Católica, que
vergonzosamente había abandonado. Entonces don
Bosco, que se comportaba con sus adversarios de
muy diverso modo del que ellos habían tenido con
él, procuró, en aquellos días, facilitar a De
Sanctis el camino de la salvación. Le escribió una
carta:
Turín-Valdocco,
17 de noviembre de 1854
Ilmo. y apreciado Señor:
Hace ya tiempo que llevaba en mi mente la idea
de escribir una carta a V.S. Ilma. con el fin de
manifestarle mi vivo deseo de hablarle y ofrecerle
todo lo que un amigo puede ofrecer a su amigo.
Esto nacía de la atenta lectura de us libros, en
los que me parecía descubrir una verdadera
inquietud de su corazón y de su espíritu.
Ahora que los periódicos publican ciertas
noticias, según las cuales parece que V.S. está en
desacuerdo con los valdenses, le invito a venir a
mi casa, cuando guste. >>Para qué? Para hacer lo
que el Señor le inspire. Tendrá una habitación
donde vivir y una modesta mesa; dividirá conmigo
el pan y el estudio. Y esto, sin que tenga que
hacer el más mínimo gasto.
Estos son los sentimientos amistosos que le
manifiesto desde lo más profundo de mi corazón. Si
llega a convencerse de mi leal y justa amistad
hacia usted, aceptará mi propuesta o al menos me
dará una benévola excusa.
Acoja el Señor mis buenos deseos, y haga de los
dos un solo corazón y una sola alma para servir a
aquel Señor que dará la justa recompensa a quien
le sirve en vida.
De V.S. Ilma.
Su
sincero amigo in Xto.
JUAN
BOSCO, Pbro.
Esta carta de don Bosco sacudió las fibras más
íntimas del infeliz De Sanctis, quien respondió
sin demora en estos términos: ((**It5.141**))
Turín, San Salvario,
calle de las Flores, 1
Muy estimado Señor:
No puede V.S. imaginar la impresión que me ha
producido su amabilísima carta de ayer. Jamás
hubiera imaginado que podía encontrar tanta
generosidad y tanta delicadeza en un hombre, que
es abiertamente enemigo mío. No nos engañemos:
V.S.
(**Es5.110**))
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