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Brofferio, Grignaschi fue condenado a la cárcel, y
a sus afiliados les fueron impuestas otras penas.
La prisión de Grignaschi excitó la sublevación de
la villa de Viarigi, cuyos habitantes eran en su
mayoría fanáticos de la nueva secta; tanto que el
Gobierno, para tutelar el orden, estableció allí
una guarnición militar. Y como no bastaba la
fuerza para restablecer la calma, se presentaron
los Obispos de Casale y de Asti, para dirigirles
palabras de caridad y de paz. Se quedó monseñor
Artico, y después de cincuenta días de
predicación, de generosas limosnas a los pobres y
visitas a los enfermos, logró que cesaran las
contiendas y los escándalos, recibió la abjuración
de muchos y obtuvo la retirada de la guarnición
militar. Volvió la tranquilidad; pero muchos de
los sectarios persistían en sus errores.
Grignaschi fue llevado al Castillo de Ivrea,para
cumplir siete años de condena por su falso y
vergonzoso misticismo. El, como si estuviera
poseído por el demonio, se empeñaba en
mostrarse convencido de una misión divina; pero la
soledad de la prisión debía resultarle bastante
pesada. Don Bosco pensaba en él; y, según nos
refirió el teólogo Ascanio Savio, como iba dos o
tres veces al año a Ivrea, se apresuró a ir a la
prisión. Pudo hablar varias veces con el infeliz
heresiarca y supo insinuarse de tal modo su
corazón, que logró persuadirle del mal que se
había causado a sí mismo y a los demás con sus
gravísimos escándalos; y acabó ((**It4.104**))
obteniendo de él la promesa de cambiar de vida,
empezando por expiar sus yerros, con resignación
cristiana. Al ver que el prisionero agradecía sus
visitas, volvió a verle y llevarle oportunas
ayudas de dinero, cada vez que iba a la ciudad a
predicar en la catedral, o a dar ejercicios
espirituales a los seminaristas, o a hablar con el
Obispo sobre las Lecturas Católicas y asuntos
referentes al bien de la Iglesia.(**Es4.89**))
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