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justicia, caía sobre el orden sacerdotal un gran
deshonor con la condena de don Antonio Grignaschi.
Había éste nacido en Corconio, en la ribera de San
Giulio, cerca de Orta, diócesis de Novara.
Ordenado sacerdote, alcanzó la parroquia de
Cimamulera en 1843. Empezó, con sacrílego engaño,
a hacer creer que él era Dios que hacía su tercera
manifestación, esto es, el mismo Jesucristo
nuevamente encarnado. Decía que había bajado a la
tierra para fundar una nueva Iglesia, que debía
sustituir al Catolicismo,
y en consecuencia, predicaba máximas contrarias a
la verdadera fe. Realizaba, además, cosas
maravillosas y extrañas que no podían atribuirse
más que a intervención diabólica, pero sus
admiradores decían que eran milagros divinos.
Decía que una mujer, por él seducida, Lana, era la
Virgen María. La mujerzuela se prestaba a
representar la comedia: ostentaba vestidos y
actitudes que, a su entender, eran propias de la
Virgen; y Grignaschi hacía que se subiera sobre un
escaño en medio de la iglesia, con velas
encendidas ante ella, como si fuera una estatua.
((**It4.101**)) Las
mujerucas afiliadas a la nueva secta se
arrodillaban ante ella y le rezaban.
Un eclesiástico, mandado por la Curia, entró en
la iglesia y vio la impía veneración tributada a
aquella despreciable mujer; pero no dijo nada para
no armar jaleo. Se dirigió a la sacristía y
preguntó al sacristán:
->>Qué fiesta celebráis hoy?
-Aquí no hay ninguna fiesta ahora.
->>Cómo se llama la Virgen de la estatua que
hay en la iglesia?
-íAh!, añadió el sacristán levantando los
hombros; es la Virgen roja.
->>Cómo? >>La virgen roja?
-Sí, sí, la Virgen del reverendo Grignaschi.
El obispo de Novara que se enteró de estas
patrañas sacrílegas, destituyó a Grignaschi de la
parroquia y le suspendió del ministerio
sacerdotal. Este marchó a Turín, se presentó en el
Oratorio y expuso su doctrina a don Bosco, el
cual, horrorizado, trató con razones y promesas
sacarlo del mal camino. Pero no lo consiguió, y
Grignaschi, después de haber vagado por varios
lugares de la zona de Casale, se estableció
finalmente en una aldea cerca de Viarigi, pequeño
lugar de la región de Asti, acompañado de la
Virgen roja, que era su criada. Este fue el teatro
principal de sus hazañas, poco gloriosas. Con
nuevas artes de maravillas espiritistas, engañó al
administrador de la parroquia y a los sacerdotes
de los alrededores, y con sus herejías enloquecía
y pervertía a gran parte de aquella
población.(**Es4.87**))
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