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quizá con irreparable daño de la propia alma,
porque el ocio lleva consigo todos los vicios.
((**It4.749**)) 7.
Quien está obligado a trabajar y no trabaja, roba
a Dios y a sus superiores. Los ociosos, al fin de
la vida, experimentarán grandísimos remordimientos
por el tiempo perdido.
8. Comenzad siempre el trabajo, el estudio y la
clase con el ofrecimiento y una avemaría; concluid
con una acción de gracias. Rezad bien estas
pequeñas oraciones para que el Señor se digne
guiar vuestros trabajos y vuestros estudios y
podáis lucrar las indulgencias concedidas por los
Sumos Pontífices a quien cumple estas prácticas de
piedad.
9. Por la mañana, antes de empezar el trabajo,
a mediodía y por la tarde, una vez acabadas
vuestras ocupaciones, decid el ángelus,
añadiéndole al atardecer un sufragio por las almas
de los fieles difuntos; decidlo siempre de
rodillas, excepto el sábado por la noche y el
domingo, en que lo diréis de pie. El Alégrate,
Reina del Cielo, se dice en tiempo pascual, de
pie.
CAPITULO III
Comportamiento con los
Superiores
1. El fundamento de toda virtud en un joven es
la obediencia a sus Superiores. Reconoced en su
voluntad la de Dios, sometiéndoos a ellos sin
oposición de ningún género.
2. Persuadíos de que vuestros Superiores
sienten vivamente la grave obligación que les
apremia para promover del mejor modo vuestro
progreso, y que no tienen más mira que vuestro
bien cuando os avisan, os mandan y os corrigen.
3. Honradles y amadles como a quienes ocupan el
lugar de Dios y de vuestros padres, y pensad al
obedecerles, que obedecéis al mismo Dios.
4. Sea vuestra obediencia pronta, respetuosa y
alegre a cualquier mandato y no hagáis
observaciones para eximiros de lo que Dios os
mande. Obedeced aunque la cosa mandada no sea de
vuestro agrado.
5. Abridles libremente vuestro corazón viendo
en ellos a padres amorosos que desean
ardientemente vuestra felicidad.
6. Escuchad con reconocimiento sus correcciones
y, si fuere necesario,
(**Es4.576**))
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