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Y todos soltaron la risa.
Pero no rieron así los valdenses, que conocían
cómo verdaderamente, y para su vergüenza, se
habían desarrollado aquellas disputas entre ellos
y don Bosco. El drama fue recibido como un nuevo
guante de desafío, levantó inmenso rumor en su
campo, y don Bosco respondía a sus acusaciones con
artículos en el periódico Armonía, que durante
varios años estuvo anunciando el título de cada
uno de los opúsculos de las Lecturas Católicas.
Pero la guerra de los sectarios no era sólo de
palabras; por fortuna, don Bosco estaba protegido
maravillosamente por la divina Providencia.
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