((**Es4.52**)
<>1§ Santificad el día festivo, no dejando
nunca de asistir devotamente a la santa misa y a
la palabra de Dios, esto es, al sermón, la
instrucción y el catecismo.
((**It4.55**)) >>2§
Huid de los malos compañeros como de la peste,
esto es, manteneos alejados de los jóvenes que
blasfeman o profieren el santo nombre de Dios en
vano; que hacen o hablan de cosas deshonestas.
Huid también de los que hablan mal de nuestra
santa Religión, critican a los ministros sagrados,
y sobre todo al Romano Pontífice, Vicario de
Jesucristo. Lo mismo que el que censura la
conducta de su padre es un mal hijo, así que el
que censura al Papa, padre de los cristianos
extendidos por todo el mundo, es un mal cristiano.
>>3§ Acercaos con frecuencia al sacramento de
la penitencia. No dejéis pasar un mes sin
confesaros y comulgad según el consejo del
confesor.
>>Después de la comunión deteneos cuanto podáis
para dar gracias al Señor y pedirle la gracia de
no morir en pecado mortal.
>>Un solo Dios: si está contra mí, >>quién me
salvará?
>>Una sola alma: si la pierdo, >>qué será de
mí?
>>Un solo pecado mortal merece el infierno:
>>qué será de mí, si muriese en tal estado?
>>Esta verdad esté siempre contigo:
El mundo es falso, Dios es buen
amigo>>.
Pero no eran solamente los muchachos los
beneficiarios de la caridad apostólica de don
Bosco; muchos de sus padres acudían también al
Oratorio para arreglar con Dios las cuentas de su
conciencia, descuidadas hacía años. Observaban
que, a medida que adelantaba la cuaresma, la
enseñanza del catecismo llevaba a sus casas más
respeto y más obediencia. Preguntaban a sus hijos
y les oían contar lo que don Bosco les
recomendaba, a saber: docilidad y amor a los
padres y obligación ((**It4.56**)) de rezar
por ellos, porque así lo quiere Dios, y porque hay
que agradecer los muchos trabajos que sobrellevan
por la familia. Estas enseñanzas les inspiraban
simpatía y estima del sacerdote.(**Es4.52**))
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