Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es4.517**) largo hasta media pierna. Fue suficiente que don Bosco empezase a alternar con aquel profesor para que, enseguida, sin que nadie le dijera nada, alargara las faldas del hábito hasta llegar poquito a poco a los pies y no dejar ninguna diferencia entre él y el que llevaba sotana. ((**It4.677**)) >>Tenía este profesor un carácter tan impetuoso, que había días en que, pese a los esfuerzos que se hacía, resultaba molesto hasta para los de casa. En tales ocasiones, íay de quien le contrariase o contradijese! Me encontraba con él un día a punto de tomar el café. Se había olvidado su hermana de la cucharilla, y él, en vez de organizar una catástrofe, según su costumbre, volvióse a ella sonriente y, formando una concha con la mano le dijo: >>->>Dónde queda el aparejo ese para el azúcar? >>Lo hizo con tal gusto y novedad que su hermana, después de haberle servido, me dijo aparte: >>-íVea usted el efecto del trato asiduo con don Bosco! Si lo de esta mañana me hubiera sucedido hace algún tiempo, se hubiera armado la de San Quintín. En cambio ahora, todo al revés. Bromea que da gusto y vivimos en paz>>. A su vez, los estudiantes del Oratorio llamaban poderosamente la atención por su edificante conducta, en medio de los compañeros. Estimaban a los señores Picco y Bonzanino y eran cordialmente apreciados por ellos. Estos dos profesores pueden llamarse los patriarcas de los maestros de las escuelas salesianas, porque instruyeron a muchos de los que el Señor destinaba para colaboradores de don Bosco en la enseñanza en favor de la juventud. Se gloriaban de haber tenido alumnos como Rúa, Cagliero, Francesia, Cerruti y otros, que siempre eran los primeros en la clase por su aplicación, diligencia, aprovechamiento, y que estimulaban con su ejemplo a los compañeros de familias burguesas a cumplir mejor los preceptos de sus educadores. En su ancianidad recordaban siempre con gran placer cómo los muchachos del Oratorio compensaban los trabajos y los desalientos ocasionados por la poca correspondencia de otros alumnos. Sin embargo, reinaba entre todos los alumnos, ricos y pobres, una alegre armonía, gracias a los hijos de don Bosco que eran queridos por los compañeros. Celebraban juntos las fiestas. Los unos acudían ((**It4.678**)) a las del Oratorio, los otros participaban en las de las escuelas privadas de retórica y gramática, que se celebraban solemnemente en honor de San Luis Gonzaga en la Basílica Real Magistral. Era todavía la religión quien inspiraba y dominaba en el campo (**Es4.517**))
<Anterior: 4. 516><Siguiente: 4. 518>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com