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((**Es4.506**) locales a propósito. Por tanto, redoblaba sus cuidados y visitas a los talleres y repetía sus recomendaciones a los patronos para que atendiesen a sus protegidos. Pero pasaba sus angustias y trabajos para encontrar talleres verdaderamente cristianos. En ciertos oficios resultaba cada vez más difícil hallar jefes de probada religiosidad. Preocupados únicamente por el trabajo material y las ganancias, se hubieran extrañado, si alguien les hubiera hecho observar que Dios les pedirá cuenta del alma de sus obreros. Y los obreros, faltos de alguien que les recordase la dignidad de su propia alma, la necesidad de santificar el peso del duro trabajo, sus destinos inmortales y las esperanzas divinas; sin nadie que les diera un buen ejemplo, un aviso oportuno, que impusiese a los díscolos ((**It4.663**)) la observancia de la Ley de Dios, dejaban corromper sus espíritus y su corazón con toda suerte de malvadas influencias. Escribía don Bosco en una de sus primeras Lecturas Católicas: <>Cuáles son las primeras palabras que hieren mis oídos? El adorable nombre de Nuestro Señor Jesucristo, pronunciado en vano por un lado y por otro, maldiciones, frases de cólera y blasfemias. Me parece estar en una sima del infierno. Me acerco a unos jóvenes, cuyas conversaciones licenciosas y descaradas me dan escalofríos. Me vuelvo a otra parte y aquí un hombre maduro que desacredita a la religión y sus ministros; allí otro, que maldice a la Providencia; no falta más que aquel viejo de allá, sin fe y sin pudor, que actúa de maestro de corrupción y de impiedad ante una turba de aprendices que le escuchan con curiosidad y beben imprudentemente su veneno. >>Y sin embargo, éste es el triste cuadro que, en nuestros días, presenta una gran parte de nuestros establecimientos y centros de trabajo. Pregúntese a aquellos hombres por qué tanto sudar y fatigarse, desde que sale el sol hasta su ocaso. Todos responden: >>-Para ganarnos el pan. >>-Magnífico, eso para el cuerpo. >>Y para el alma? >>Ríen. >>->>Pensáis en la salvación del alma? >>Vuelta a reír. >>-Pero, >>no teméis cargaros con una eterna desgracia? >>-Lo que tememos es caer enfermos, encontrarnos sin trabajo, padecer y morirnos de hambre. >>->>Y cuando muráis? >>Risas. (**Es4.506**))
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