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de sus centros, y, devotísimo siempre de la
Virgen, incansable en su oficio, humilde como un
santo, moría en el 1696.
Fue este un libro muy adaptado al momento, y
don Bosco lo distribuyó entre sus jovencitos, que
quería leyesen las Lecturas Católicas para
confirmarse en la fe. Tales obras hacían conocer
cada vez más la abundante doctrina sagrada y
eclesiástica, las santas y rectas intenciones del
autor y aumentaban, en las poblaciones, la alta
opinión de santidad de don Bosco.
((**It4.649**)) Para la
segunda mitad de noviembre había preparado el
siguiente volumen: Vida desgraciada de un nuevo
apóstata. Se trata en él de tres conversaciones
del apóstata con un amigo suyo, católico
fervoroso, que llevan los siguientes títulos:
Pérdida de la tranquilidad de la mente -Pérdida de
la paz del corazón -Pérdida de la buena fama. -Se
trata de una obrita anónima, pero las primeras
pruebas de imprenta, que todavía conservamos,
atestiguan, por las muchas correcciones hechas por
don Bosco, su paciencia y diligencia.
La revista Civilt… Cattolica, en su año cuarto,
segunda serie, volumen tercero, año mil
ochocientos cincuenta y tres, página 112, juzgaba
así estas publicaciones:
<>.
<>.
En efecto, don Bosco no tenía más fin, al
escribirlas, que hacer el bien. No buscaba el
aplauso de los hombres.
-Mi afán, decía don Bosco, al predicar y al
escribir ((**It4.650**)) fue
siempre y únicamente el de hacerme comprender por
todos, lo mismo
(**Es4.495**))
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