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CAPITULO LV
MAS SOBRE LAS LECTURAS CATOLICAS -SENCILLEZ DE DON
BOSCO ESCRITOR -SU HUMILDAD -EL PROFESOR PEYRON Y
UNA REUNION DE SACERDOTES -TESTIMONIO DE LA
HUMANIDAD DE DON BOSCO
EL tipógrafo de las Lecturas Católicas, De
Agostini, entregaba a don Bosco, dividida en dos
opúsculos, una obrita para fin de octubre y
principios de noviembre. Se titulaba: El Artesano
de acuerdo con el Evangelio, o sea, la vida del
buen Enrique, el Zapatero. Se trata de un pequeño
volumen anónimo, dedicado a los artesanos.
Enrique Buche nació a fines del siglo XVI, en
la pequeña ciudad de Erlon, ducado de Luxemburgo,
de unos pobres y oscuros obreros. Fue, desde niño,
modelo de todas las virtudes cristianas y asiduo
asistente a todas las instrucciones que se
impartían a los fieles en la iglesia; se acercaba
frecuentemente a los sacramentos. Muy pronto,
llegó a ser habilísimo en su oficio. Tenía por
patronos a San Crispín y San Crispiniano, cuyos
ejemplos imitó dedicándose a la eterna salvación
de los obreros. Salió de Erlon y trabajó durante
muchos años en Luxemburgo, de donde pasó a París.
Fue su primer cuidado buscar un maestro-zapatero,
verdaderamente cristiano, y lo encontró; adonde
quiera que fue se convirtió, con santas
industrias, heroicos sacrificios y ((**It4.647**))
limosnas, en apóstol de los artesanos, arrancando
de los lazos del vicio a muchísimos, y asegurando
su perseverancia en el bien. Llegó a ser Jefe de
un taller, en el que trabajó más que un padre en
favor de sus aprendices zapateros; eligió a siete
de los mejores, y comenzó a hacer con ellos vida
común y religiosa en su propia casa. Tenía
entonces cincuenta años. Con aprobación del
Arzobispo de París, redactó un reglamento y
organizó la Pía Sociedad de los Hermanos
Zapateros, la cual creció muy deprisa en París, se
esparció por toda Francia y llegó a Italia. El
buen Enrique fue elegido
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