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descubría difícilmente el fallo, o bien, cuando ya
era demasiado tarde. Entonces don Bosco, para
estorbar la tenebrosa acción, que estos herejes
realizaban para mal de las almas de Turín y del
Piamonte, pensó poner sus manos en la edición de
un almanaque, que ocupase el puesto de aquel falso
Amigo, instruyendo y deleitando.
En consecuencia, a primeros de año presentó un
día su plan a algunos de los que se le habían
ofrecido para ayudarle en la redacción y difusión
de las Lecturas Católicas. Gustó a todos mucho y
exclamaron a una:
-íBien! íMuy bien!
-Pero, >>cómo titularemos nuestro almanaque?,
dijo don Bosco. He sabido que la gente es víctima
de la novedad. Un solo nombre, un tanto especioso,
basta para convencer. Es lo mismo que el anuncio
de una tienda.
Hubo pareceres de toda suerte. Algunos querían
que se llamase El Verdadero Amigo de Casa. Pero
don Bosco observó enseguida que, con aquel título,
se corría el peligro de sacarles las castañas del
fuego, para que ellos no se quemaran las manos.
-Es preciso, les decía, que nuestro título no
tenga nada que ver con el de nuestros enemigos.
Propusieron otros llamarlo El Almanaque del
Pueblo; de la juventud;
del Obrero; y muchísimos nombres más. Pero don
Bosco, después de haberles dejado hablar, salió
con uno hermoso y bien preparado. Hicieron todos
profundo silencio y él, después de valorar el
mérito de unos y otros, dijo que el almanaque en
que había que ((**It4.645**)) pensar,
se llamaría sin más: Il Galantuomo (El Hombre de
Bien) 1: aguinaldo, que se ofreció a los
suscriptores de las Lecturas Católicas.
Y así fue. Aquellos dos o tres sacerdotes
prometieron su colaboración.
El almanaque quedó preparado en el mes de
octubre, porque había que ganar la partida al
Amigo de Casa. Expondremos su título y su plan en
pocas palabras.
Il Galantuomo (El Hombre de Bien) -Almanaque
Nacional para 1854, con variadas y útiles
curiosidades. A continuación de la presentación,
aparecían los nombres de los miembros de la
familia real, anunciaba los eclipses, daba unas
breves normas para los relojes
1 El Hombre de Bien. Así se tituló, mientras se
publicaron las Lecturas Católicas en castellano,
por la Librería Salesiana de Sarriá (Barcelona),
el correspondiente Almanaque anual de las mismas,
siguiendo las normas de Il Galantuomo italiano.
(N. del T.).
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