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prefiriendo exponerse a padecer cualquier mal,
antes que vivir en peligro de perder el honor y la
religión.
El negociante se quedó en casa con su hijo
Luis, al que llevaba cada semana a los sermones de
los protestantes. ((**It4.619**)) Al
principio Luis lloraba y decía que no quería de
ningún modo continuar así, pero después se calmó,
y parecía que no iba de mala gana. Hasta que el
padre un día le preguntó si estaba decidido a
hacerse protestante también él, advirtiéndole que
de aquel modo tendría un pedazo de pan.
Luis se rió y no dijo nada. El padre,
suponiendo que aquella risa era una señal de
afirmación, avisó al pastor protestante de que al
día siguiente su hijo renunciaría al catolicismo y
se haría inscribir en su registro. Pero Luis tenía
otro plan. Amaestrado por su prudente madre y por
su hermana, aconsejado por don Bosco, cuando fue
su padre a buscarle a casa para acompañarle al
templo, ya no lo encontró. Sin decir nada a nadie,
había huido de casa dejando escrito en un trozo de
papel: antes morir que hacerme protestante.
Es de imaginar la locura del padre al verse
chasqueado de aquel modo. Reflexionando sobre la
deshonra y las burlas de que podía ser objeto
entre sus compañeros, se dio a buscar a su hijo
por todas partes, para lograr su intento; mas, por
fortuna, no pudo encontrarlo.
>>A dónde había escapado? Al Oratorio de San
Francisco de Sales, con don Bosco. Allí permaneció
escondido durante las primeras semanas; después,
habiéndose mezclado con los compañeros que
empezaban a hablar de aquel suceso, don Bosco
recomendó más prudencia a Luis y secreto a los
demás. Pero, habiendo sabido más tarde que el
padre seguía obstinadamente sus investigaciones,
lo alejó durante algún tiempo, enviándolo a un
lugar seguro. Finalmente, cuando desapareció todo
peligro, volvió a llamarlo y vivieron tranquilos.
Poco tiempo después, presentaban los compañeros
a don Bosco un joven de diecisiete años, que había
nacido protestante valdense. Era un muchacho
inteligente, aprovechado en los estudios y
((**It4.620**)) había
estudiado la Biblia y leído muchos libros contra
el catolicismo: estaba lleno de prejuicios. Pero
sintió atraído su noble y generoso corazón por la
bondad de don Bosco. Sostuvo con él unas cuantas
charlas, y le desapareció toda aversión contra la
verdadera Iglesia de Jesucristo. Le aclararon las
dudas sembradas en su cabeza por los pastores
protestantes y, después de vencer muchas
dificultades por parte de los padres, abjuró
finalmente de sus errores y se hizo católico.
Indignados los de su casa, le arrojaron fuera de
la familia; pero él permaneció
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