((**Es4.467**)
más delicada que el marido, seguía teniendo
abierto aquel lugar de bochinche. Don Bosco empezó
a relacionarse con ella saludándola, primero,
después, pidiéndole le prestara utensilios de
cocina; finalmente, comprándole, de cuando en
cuando, comida ya preparada, particularmente en
los días de fiesta. Poco a poco, aquella mujer
comenzó a apreciar a don Bosco, el cual, un día en
que la encontró a tiro, le preguntó, si pensaba
continuar toda su vida al frente de la taberna y
si no había reflexionado cómo estaba echando cada
día un fajo más de leña para el infierno, en donde
iba a caer. La mujer respondió:
-Ya lo sé, ya lo entiendo; pero >>cómo me las
apaño, de otro modo, para vivir?
-Yo tengo un plan que le aseguraría una
existencia sin remordientos.
((**It4.610**))
-Dígamelo, porque yo estaría muy contenta de
abandonar este oficio.
-Mi plan sería tomar a mi cargo los locales de
su taberna.
-Habría que ver si la señora Bellezza estaba de
acuerdo.
-Eso corre de mi cuenta; estoy seguro de que
aceptará.
-Si es así, me parece muy bien; >>y qué hago yo
con todos los enseres de la taberna? >>Qué hago
con tantas botellas, jarros, platos, ollas,
sartenes, vasos, bancos, mesitas, toneles, sillas,
etc.?
-Se lo compraré yo todo; buscaremos dos peritos
que lo tasen y yo le entregaré lo que ellos
señalen.
-íPero es que aún tengo que pagar algún mes de
alquiler!
-íLo pagaré yo!
-Muy bien: por mí, negocio concluido.
Se valoraron los enseres de la taberna, y todo
fue generosamente pagado. Cuando mamá Margarita
vio meter en su casa centenares de botellas
vacías, de toda forma y estilo, jarros y más
jarros, cubos y bancos y tantos objetos que de
momento parecían inútiles, exclamó:
->>Y qué hago yo con tanto tapón, tantas
mesitas de café, tantas cafeteras y tantos vasos?
-Deje hacer, madre, respondía don Bosco, que
todo servirá en su día. Estamos haciendo lo más
conveniente.
Pero, mientras tanto, la tabernera seguía
ocupando algunas habitaciones, y don Bosco,
temiendo que se arrepintiese y se volviera atrás
del contrato, hecho solamente de viva voz, le
sugirió, a través de personas de su confianza, que
la prudencia requería no poner confianza ciega en
la promesa de la ventajosa indemnización que don
Bosco debía desembolsarle y que, por tanto,
obtuviese ((**It4.611**)) por
escrito
(**Es4.467**))
<Anterior: 4. 466><Siguiente: 4. 468>