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Catecismo. Y a fin de no amontonar en las mentes
infantiles de los alumnos de la primera elemental
tantos y tantos hechos y toda una larga serie de
nombres y de fechas, expondrá el maestro con la
máxima simplicidad y claridad: la creación del
mundo y del hombre, el pecado de Adán y la promesa
de un Redentor, la muerte de Abel, el diluvio, la
dispersión de los pueblos, la vocación de Abraham,
el sacrificio de Isaac, la esclavitud del pueblo
hebreo en Egipto y su liberación por obra de
Moisés, el nacimiento del Salvador.
((**It4.607**)) Para
esta enseñanza debe servirse el maestro de autores
<> y saber reducir sus lecciones a
sencillas y breves narraciones. Expondrá cada una
de ellas con precisión, y explicará, de acuerdo
con este fin, los vocablos que fueren nuevos para
los niños;
después, por medio de preguntas, debe el maestro
llevar a los alumnos a descomponer la narración,
acompañándola con las reflexiones que
oportunamente se presentaren, y sacando de ella
los principios morales, que tanto sirven para la
práctica dirección de la vida, y los documentos
con los que se demuestra la verdad de la doctrina
cristiana. Finalmente, hará recomponer la
narración, así examinada, y se repetirá entera por
uno o varios alumnos.
El resto del Catecismo, hasta el fin, está
repartido entre la segunda y la tercera elemental.
De la Historia Sagrada se tomarán los hechos de
los patriarcas hasta la división del reino de Judá
durante la segunda elemental, y en la tercera, se
llegará hasta el nacimiento del Redentor.
Al principio del año el maestro de estas dos
clases tenía que explicar y repetir más
ampliamente las lecciones del curso anterior, lo
mismo de Catecismo que de Historia Sagrada.
Respecto del Catecismo, dice la Instrucción:
<>.
((**It4.608**)) >>Quién
aconsejó con su experiencia y ayudó al ministro
Cibrario a organizar un programa tan oportuno?
>>Quién le hizo incluir la prescripción de que los
libros de Historia Sagrada estuvieran
(**Es4.465**))
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