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((**Es4.462**) aseguró, y sobre todo, el que yo no fui recibido por los ministros, podría suscribir también el artículo el teólogo Granetti, testigo ocular de la acogida que me prestaron los Ministros; más aún, es necesario que el mismo Granetti, en su calidad de secretario o prosecretario del señor Obispo Renaldi, proteste contra la calumnia que aparece en la primera página del mismo El Obrero adjunto, contra mí y contra el Obispo de Pinerolo, a quien se hace decir lo que no dijo; y, por el contrario, atestigüe que me trató y abrazó como un hermano, que conversó conmigo durante casi tres horas y que, muy lejos de decirme abdicate (retírese), me añadió aún, etc... Puede que no le convenga a monseñor Renaldi hacer eso, aunque haría muy bien si se dignase insertar en la Gaceta Oficial dos líneas, diciendo: Declaro ser falso y calumnioso todo lo que el periódico El Obrero (tres de junio ppdo. n. 40) escribió referente a la conferencia sostenida por mí con monseñor Artico Obispo de Asti, u otras semejantes expresiones. Si además quisiere el teólogo Granetti escribir un artículo aparte para insertarlo en la misma Gaceta Oficial, narrando lo que él presenció e impugnando la calumnia sobre Gioberti, ya que él ha leído las cartas que me escribió (lo que también puede hacer don Bosco si lo desea), quizá sería mejor. Entonces usted, antes que el teólogo Granetti, podría firmar la relación que usted escribirá, queridísimo don Juan, con el Rector del Oratorio, el conde Cays y el Regulador Radicati de Brozzolo. Pero, yo termino dejándolo todo en sus manos. Tempus tacendi et tempus loquendi; fiat lux; mentita est iniquitas sibi (tiempo de callar y tiempo de hablar; hágase la luz; la maldad se engañó a sí misma). ((**It4.603**)) Salúdeme a sus clérigos y buenos artesanitos. Me encomiendo a sus oraciones y a las de usted, queridísimo don Juan. Lea y entregue al teólogo Granetti la hoja adjunta. Camarano, Palacio Episcopal, 9 de julio de 1853 S.S.S. >> FELIPE, Obispo de Asti Monseñor Artico y monseñor Fransoni fueron, mientras vivieron, los Obispos más odiados y perseguidos por los enemigos de la Iglesia. (**Es4.462**))
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