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((**Es4.457**) la dirección de las obras a realizarse, de acuerdo con los planos aprobados por el Consejo Municipal, y que quedase consiguientemente ajeno del todo a la dirección de las obras quien no posee los necesarios conocimientos de la construcción. A pesar de la tal notificación, es del conocimiento del abajo firmante que continúan las obras de construcción, bajo la dirección del maestro de obras Bocca, el cual, aunque notificado ayer para cesar en el ((**It4.596**)) trabajo, fue sorprendido esta mañana realizándolo, por lo que fue declarado por los guardias municipales en contravención a lo dispuesto. Así las cosas, importando a la seguridad pública que se suspenda absolutamente toda obra, invita el abajo firmante al reverendo sacerdote don Bosco, a que pare inmediatamente toda construcción, hasta tanto que, después de la presentación del certificado que se le ha pedido, no haya obtenido el permiso requerido por la oficina de la Policía Municipal. Al mismo tiempo, dado que la experiencia del año pasado demostró que el actual responsable de las obras no está en condiciones de poderlas dirigir con la requerida atención, el abajo firmante creería oportuno fuera sustituido por otro más capaz y activo. Desde el Palacio Municipal, a 21 de marzo de 1853 El Alcalde JUAN NOTTA>>. Don Bosco admitió las órdenes del Alcalde, pero quiso interceder en favor del empresario. Este ciertamente no había correspondido a la confianza que en él se había puesto. Por su afán de ganancia, y por las prestaciones que cierta persona interesada exigía a los proveedores, la construcción de la iglesia de San Francisco había costado más de lo que valía. Pero don Bosco no quiso rescindir el contrato hasta que no estuvieran acabados todos los trabajos convenidos. Huía de todo pleito y era extremadamente delicado a la hora de juzgar al prójimo, aun con perjuicio de sus propios intereses. Cuando ponía la confianza en alguien, después de prudentes informaciones, no creía tan fácilmente poder ser traicionado o engañado. La caridad velaba su perspicacia, pese a ser tan grande. Con mucha facilidad ((**It4.597**)) aceptaba razones y excusas en las cosas materiales, y dio prueba de ello en muchas ocasiones. Sin embargo, por su parte no admitía el despilfarro, ni de un céntimo, porque le parecía que era una ofensa a la justicia. Pero tenía en su favor una tesorera celestial (**Es4.457**))
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