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discípulo caminaban de acuerdo: tenían el mismo
fin, la misma idea, el mismo pensamiento.
<>. Y los dos tenían razón
porque don José Cafasso hablaba de las cosas por
sí mismas; don Bosco, en cambio, demostraba que,
cuando no se puede hacer de otra manera, es
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hacerlo como se puede, pero con recto fin, antes
que abandonar una empresa.
Pero el buen acuerdo entre los dos no se rompía
por una insignificancia de apreciación; don José
Cafasso defendía siempre a su discípulo, cuando
alguno se permitía criticarlo.
Hubo respetables y doctos eclesiásticos que le
presentaron sus quejas, porque don Bosco no se
doblegaba a los consejos que ellos le daban,
cuando éstos no iban de acuerdo con sus planes y
sus ideas. Respondióles don José Cafasso poniendo
de relieve la vida sacerdotal de su penitente:
<<-Pero, >>sabéis bien vosotros quién es don
Bosco? Yo, cuanto más lo estudio menos lo
entiendo. Le veo sencillo y extraordinario,
humilde y grande, pobre y ocupado en planes
grandiosos, aparentemente irrealizables, y aunque
contrariado, diría incapaz, triunfa
esplendorosamente en todas sus empresas. Don Bosco
es para mí íun misterio! Estoy seguro de que
trabaja para la mayor gloria de Dios, que sólo
Dios le guía, que sólo Dios es la finalidad de
todas sus obras>>.
Don José Cafasso estaba persuadido de que el
Señor conducía a don Bosco por caminos nuevos y
extraordinarios, y por eso era dadivoso al
socorrerlo.
Rara vez salía don Bosco de su habitación con
las manos vacías, como él mismo aseguró.
Frecuentemente, teniendo que pagar a fin de mes
una deuda de pan de doscientas o trescientas
liras, y no teniendo dinero, don José Cafasso se
lo entregaba. Prometíale don Bosco que ya
estudiaría el modo y manera de pagar él, al mes
siguiente; pero, hete aquí, que al poco tiempo le
presentaba con gracia otra factura del panadero.
Don José Cafasso, en broma, le decía:
-Usted don Bosco, no es un caballero. Los
caballeros mantienen la palabra dada; usted, en
cambio, promete pagar todos los meses, pero,
mientras tanto, quien paga siempre soy yo. Amigo
mío, piense ((**It4.589**)) en
ponerse a tono.
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