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Muy querido Señor Don Miguel Angel Chiatellino:
He hablado con don José Cafasso de nuestro
asunto, sin decirle que ya había tratado de ello
con usted, y, sin la menor duda, me respondió que
era un puesto que le convenía y que le escribiera
inmediatamente para saber su parecer; así que, por
este lado, no tenga la menor dificultad. Piénselo,
y en cuanto me comunique su asentimiento, iremos,
statuto tempore (fijado el tiempo), a visitar a la
Señora Duquesa.
Deprisa, pero con todo el corazón, me ofrezco
en el Señor.
Turín,
16 de junio de 1853
Afectísimo amigo,
JUAN
BOSCO, Pbro.
Muy querido Señor Chiatellino:
Ayer estuvo aquí en Turín la Señora Duquesa
Laval Montmorency y se acordó lo referente a su
escuela. Ella desea hablar con usted para
entenderse sobre la escuela, el modo de llevarla,
la manutención, la manera de preparársela, etc.
Hay local para usted y una persona de servicio;
parece que le gustaría también una hermana suya;
pero, dice ella, que esta hermana sirviese al
sacerdote y no que fuese servida. Estas son cosas
de poca monta, que se arreglan fácilmente,
hablando. Si puede darse un paseo hasta Borgo el
jueves veintitrés del corriente, se le espera; yo
no puedo acompañarle, pero ((**It4.584**)) usted
empezaría ya el camino. Si lo hace junto con el
teólogo Appendini sería estupendo; aetatem habes,
interroga et videbis (ya eres mayor, pregunta y
resuelve). No tengo tiempo para escribir más.
Saludos a sus parientes y a los demás amigos míos
y quiérame en el Señor.
Turín, 21
de junio de 1853
Afectísimo
JUAN
BOSCO, Pbro.
Y don Miguel Angel Chiatellino habitó en Borgo
Cornalense, mientras vivió la Duquesa, edificando
con sus virtudes en la escuela, en el pueblo y en
el palacio. Eran dignas de admiración su especial
santidad de costumbres y su exactitud en el
cumplimiento de los deberes. Sus alumnos le
querían como a un padre y aprendían la
(**Es4.447**))
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