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de los pastores protestantes y valdenses,
demostraba su mala fe y los sacrílegos cambios
introducidos en los textos de la Biblia; y
narraba, mientras tanto, la vida pérfida y obscena
de los jefes de la Reforma. Pero don Bosco pensaba
que era deber suyo el hacer observar, de una
parte, que las expresiones que pudieran parecer a
algunos algo enérgicas, se referían únicamente a
los escritos heréticos y excluían cualquier
alusión a las personas de los valdenses. Terminaba
su trabajo con unas palabras dirigidas a los
pastores protestantes, demostrando la tremenda
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responsabilidad que asumían ante el tribunal de
Dios, arrebatando las ovejas de su redil. <>.
Estos seis fascículos se publicaron de marzo a
agosto distribuidos con otras obritas; y se
recogieron después en un solo volumen, cuya
edición se agotó muy presto. Mas don Bosco volvió
a editarla en 1882, notablemente aumentada y
corregida, con el nuevo título que hoy conserva:
El Católico en el siglo, etc. Léase este precioso
libro y se verá con cuánta justicia se haya
llamado a don Bosco martillo de los protestantes.
Durante el mes de abril se distribuía la
biografía de Santa Zita, sirvienta, y San Isidro,
labrador, con un apéndice de tres narraciones
morales.
Argumentaba de este modo contra los
protestantes: <>Las otras religiones, por el contrario,
llevan impreso consigo el marco del vicio. En su
mismo origen, lejos de ser predicadas por hombres
distinguidos por su virtud y santidad, ((**It4.575**)) lo
fueron por hombres viciosos o apóstatas; y, si se
descubre alguna virtud en sus seguidores, débese
atribuir a los sentimientos de Dios Creador,
insertos
(**Es4.440**))
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