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CAPITULO XLIX
DON BOSCO EN MEDIO DE LOS MUCHACHOS Y DE LA GENTE
DEL PUEBLO -LOS ORATORIOS FESTIVOS -LAS PRIMERAS
LECTURAS CATOLICAS -EL CATOLICO INSTRUIDO EN SU
RELIGION -DIFICULTADES PARA LA CENSURA -LOS
VALDENSES Y LA FIESTA DEL ESTATUTO -DATOS
HISTORICOS SOBRE EL MILAGRO DEL SANTISIMO
SACRAMENTO EN TURIN -REIMPRESION ORDENADA AL
CLERIGO RUA, PARA EL AÑO 1903 -FIESTAS DEL CUARTO
CENTENARIO DEL MILAGRO -DON MIGUEL ANGEL CHIA
TELLINO EN BORGO CORNALENSE
LAS atenciones de don Bosco al internado no
impedían la prosperidad de los Oratorios festivos
ni el que se entretuviera con los pilluelos
(biricchini), los golfillos y la gente más
despreciada. Esto era para él una delicia, no sólo
en el Oratorio, sino por la ciudad de Turín. Por
plazas y calles de la ciudad seguía haciendo oír
la palabra del Señor. <((**It4.572**)) Otras
veces era él quien se acercaba a un grupo de
muchachos que se divertían y se mezclaba con ellos
para tomar parte en sus juegos; pero a los pocos
instantes, se le veía derecho, en medio de la
numerosa turba silenciosa, a la que dirigía una
saludable instrucción. En esa escuela crecía el
celo de sus catequistas, entre ellos el de Juan
Cagliero, que, primero como estudiante y después
como clérigo, hará sus primeros ensayos de
apostolado en el Oratorio, en San Luis de Puerta
Nueva y en Vanchiglia.
Con estos medios había obtenido el fruto de
numerosísimas comuniones en la fiesta de San
Francisco de Sales. Pero don Bosco lamentaba la
ausencia de don Miguel Angel Chiatellino y en su
nombre le escribió el clérigo Reviglio a
Carignano, presentándole sus saludos y los del
clérigo Danusso, mamá Margarita y toda la
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