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CAPITULO XLVII
EL SISTEMA PREVENTIVO -SU APLICACION -SUS
VENTAJAS
DEL complejo de cuanto hemos expuesto en los
volúmenes precedentes, nuestros lectores se habrán
formado un criterio completo del sistema empleado
por don Bosco para educar a la juventud. No era el
así llamado sistema represivo, sino más bien el
preventivo, sistema más de acuerdo con la razón y
la religión. En efecto, la religión enseña la
caridad que combate la soberbia, el egoísmo, hace
sociables, agradables y respetuosos a los unos con
los otros, obedientes espontáneamente a los que
tienen derecho y obligación de mandar, y adorna
con cierta candorosa donosura hasta a los más
rudos, porque excluye el temor.
Por otra parte, la razón y la experiencia
demuestran que, sin verdadero cariño, es inútil el
ministerio del educador. La primera alegría de un
muchacho es saber que se le quiere. El corresponde
a este cariño, se persuade de lo que el maestro
asegura, ama todo lo que él enseña, le gusta lo
que a él le gusta, se aficiona para toda la vida a
las verdades y a la doctrina de él aprendidas, y
hasta se siente inclinado a la misma profesión,
aún sacerdotal o religiosa, de su educador, y lo
ama como al padre de su alma.
Por añadidura, en aquellos años, el Sistema
Preventivo se había convertido en una necesidad.
Las aspiraciones populares a un gobierno ((**It4.545**)) más
suave, secundadas por los respectivos Príncipes,
hacían que los muchachos también exigieran de sus
superiores una dirección más cariñosa y paternal.
Por consiguiente, un sistema de educación áspero y
represivo, como se había practicado en otros
tiempos, hubiera repugnado a la naturaleza del
momento, y habría producido dos males gravísimos,
entre otros: habría alejado a los jóvenes del
Oratorio, adonde iban espontáneamente, y de donde
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