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en vigor durante el año escolástico 1854 y 1855;
al principio de curso se leía solemnemente en
público, y cada domingo se hacía leer un capítulo
a los alumnos. Hasta 1877 no se imprimió, pero con
muchas variaciones; por eso colocaremos, como
apéndice de este volumen, el de 1852, porque es un
documento histórico de aquel tiempo y en él se
manifiesta el espíritu de nuestro admirable
fundador. La base de este Reglamento era el santo
temor de Dios. No había en él castigos corporales
ni celdas de arresto. Don Bosco, representante de
Dios, mandaba en su nombre y ello bastaba para que
los muchachos se apartasen del mal y se entregasen
al bien. Y convertía en muy fácil el cumplimiento
de sus deberes la afectuosa y continua vigilancia
del buen director, el cual infundía en sus
subalternos la caridad con los alumnos, no sólo
con el ejemplo, sino también con un escrito
titulado: EL SISTEMA PREVENTIVO PARA LA EDUCACION
DE LA JUVENTUD. Este reglamento y este sistema,
con el cual lograba guiar sin esfuerzos ni
violencias a millares de muchachos, tenía su
principio en la ley del Señor. Dios había
reprendido a los antiguos sacerdotes porque
mandaban a su rebaño con rigor y violencia, y
decía: <>'.
1 Ezequiel XXXIV, 13-14-15-16.
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