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((**Es4.414**) en la próxima publicación. Supongo se habrá puesto en relación con el canónigo Zappata y que éste querrá prestarse para revisar atentamente todo lo que se ha de publicar: no me gustaría que hubiese observaciones y críticas. Como usted dijo, envíeme también aquí los escritos o impresos que se desea sean examinados con cierta prisa. Celebro repetirme, etc. Ivrea, 10 de febrero de 1853 >> LUIS, Obispo>>. ((**It4.539**)) Recibía don Bosco esta carta a tiempo de que estaba ocupado, como si no tuviese nada más que hacer, en corregir la segunda edición de su Historia Sagrada. Se imprimía, lo mismo que la primera, aún sin el mapa geográfico, pero mejorada; la redacción cambiaba de forma y empleaba la expositiva, en vez del diálogo de la anterior. No es para decir su atención para que no se le escapase una palabra menos correcta. En cada nueva edición tenía que corregir algo que antes había creído más castizo; su alma sencilla no podía sufrir que el más pequeño defecto impresionara a sus hijos. De su palabra puede en cierto modo decirse: <<-Plata pura, fundida a la entrada de la tierra, siete veces purgada>> 1. (La palabra de Dios está absolutamente limpia de mentira). El que no le conocía, al verle dar a la luz tantas obras, ciertamente debía estar persuadido de que tenía mucho tiempo libre, y el que no las había leído, debía suponer que estaban escritas con poco cuidado. Sin embargo, no se permitía publicaciones sin antes haber consultado muchos autores y aún de fama; escribía, además, todo de su puño y letra o dictaba, examinando luego atentamente el trabajo de su amanuense. Enriquecía sus páginas con notas fidedignas. El mismo corregía las pruebas de imprenta con escrupulosa diligencia. >>Cómo podía llegar a tanto? Es interesante saberlo y lo haremos recorriendo, con una mirada rápida, varios años de su vida. Doquiera se encontrase, en casa o fuera de ella, dedicaba el menor retazo de tiempo a este fin. Cuando estaba en casa, si no tenía tiempo durante el día, dedicaba parte de la noche. ((**It4.540**)) Cuando salía de ella e iba a predicar, se llevaba en la maleta cuadernos, pruebas de imprenta y una buena provisión de lápices; y, cuando viajaba en coche, escribía continuamente mientras había luz. Cuando 1 Salmo XII, 7. (**Es4.414**))
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