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((**Es4.401**) la Iglesia de Jesucristo, de sus derechos y de su doctrina en la mente de los pueblos por obra de politicastros, sectarios y valdenses; y meditaba nuevas empresas, mayores que las que había empezado, con las cuales alcanzaría poco a poco asombrar e iluminar al mundo, con su genio bienhechor. <> 1. ((**It4.523**)) A fines del año 1850 don Bosco se había determinado a levantar un dique contra la irrupción de la prensa herética, publicando una colección de libritos populares, bajo el título de Lecturas Católicas. La inspiración de fundarlas fue totalmente suya. Pero como no emprendía nunca nada sin recurrir a Dios, sin pedir y escuchar el parecer de personajes autorizados, y ponderar largamente el pro y el contra, había sido algo remiso a determinarse. Pero ahora la resolución estaba tomada y no había ningún obstáculo capaz de disuadirle. Devoto y obediente con su Arzobispo, después de redactar un programa de asociación, se lo había remitido a monseñor Luis Fransoni a Lyon, y el egregio Prelado no solamente lo aprobó, sino que alabó grandemente su providencial pensamiento. La Dirección de las Lecturas Católicas tendría su sede en Turín. Pero don Bosco solo no podía hacer frente a todos los compromisos de la empresa; era preciso unir a su voluntad la de muchas otras personas semejantes a él, para la necesaria cooperación, pero que, tal vez, no quisieran tolerar su supremacía y su reputación crecida a su costa. Por eso él, en algunas circunstancias, llegaba a vencer toda resistencia, escondiéndose a sí mismo y proponiendo una cosa, como si no fuera suya, sino sugerida por otro. Sabía en ocasiones insinuar con tal destreza las propias ideas y las correspondientes razones en la mente de personas acaudaladas o de gran autoridad e influencia, que ellas se las apropiaban, persuadidas de tener el honor y la gloria de aquel proyecto, y por consiguiente las sostenían diligentemente, como si fueran propias. Eran éstos verdaderos sacrificios de humildad, pero ampliamente recompensados con la gloria que a través de ellos se tributaba al Señor. Había ya don Bosco hablado con monseñor Moreno, Obispo de Ivrea, sobre el plan de la proyectada publicación, rogándole la favoreciese con su autoridad, y se había ((**It4.524**)) decidido el plan a seguir, porque con las Lecturas Católicas se quería llegar a la lucha a campo 1 Prov. IV, 18. (**Es4.401**))
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