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levante sobre piedra y no sobre arena. Ha hecho
caer, o mejor, ha permitido que con motivo de una
cal poco fuerte por sí misma se derribase la
construcción, y ha hecho muy bien. Veía El que don
Bosco es demasiado bueno y que, a lo mejor, se
arreglaban las cosas con perjuicio del Oratorio, y
ha provisto sabiamente. íProvidencia, providencia!
>>Dicho esto se impuso el silencio y todos
callaron. Los muchachos se habían acostado para
descansar; pero puedes imaginarte el descanso que
los pobrecitos tuvieron sabiendo que, por la
mañana, todos contaban los constantes ruidos
causados por la caída de ladrillos o de piedras,
de vigas y traviesas que habían quedado
suspendidas en alto.
>>Después de las cinco, cuando ya la mayor
parte de los muchachos estaba en el patio
contemplando las ruinas y los otros estaban
todavía amodorrados por el sueño, oyóse
desplomarse la parte situada hacia el norte, la
cual, al caer sobre otra pared, de media altura,
hizo que también ésta se derribara ((**It4.514**)) con un
ruido mucho mayor que el primero, con una sacudida
tal, que hizo temblar la casa contigua durante
unos segundos. Los que todavía dormían en la cama
saltaron rápidamente y, vistiéndose a toda prisa,
bajaron corriendo a juntarse y hacer compañía a
todos los curiosos>>.
Pero don Bosco, abandonado en las manos de
Dios, tranquilo e impasible, había ya bajado a la
iglesia, e hizo reunir en ella a todos los
jóvenes, invitándoles de nuevo a dar gracias al
Señor por haberlos liberado tan milagrosamente, y
celebró la santa misa. Al salir de la iglesia,
cercado de todos los alumnos, exclamó sonriendo:
-Me la ha hecho buena el diablo: no quiere que
ensanche el Instituto y que recoja más muchachos;
pero lo haremos, aunque rabie.
Y añadió después:
-El demonio ha querido darnos un puntapié; pero
estad tranquilos, el Señor es más fuerte que él y
el demonio no logrará impedir su obra.
Poco después se llenó el patio de gente, que
acudía por curiosidad a ver el edificio
derrumbado. Llegó también el alcalde con dos
ingenieros municipales, el cual quiso consolar a
don Bosco, asegurándole que el Oratorio no
sufriría ningún perjuicio por aquella desgracia.
Inmediatamente empezaron los dos ingenieros a
estudiar la causa y las condiciones del desastre.
La nueva construcción, como ya hemos dicho, iba
unida a la vieja y humilde casa antigua y sobre la
habitación de don Bosco aparecía una columna
gruesa y de varios metros de altura del nuevo
edificio, la cual, en medio del derrumbamiento,
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