((**Es4.344**)
nosotros nos vemos precisados a recurrir a la
sencilla y sublime pluma de su autor para
bosquejarla.
>>Confiesa él haber visto ``con profunda
tristeza a muchos que, entregados durante la
semana al ejercicio de las artes y de la
industria, se gastan los días festivos, en juegos
y desórdenes, el pequeño sueldo ganado; y deseoso
de remediar un mal cuyas consecuencias son
funestas, determinó abrir una casa para reunirlos
los domingos a fin de que en ella tuvieran
comodidad unos y otros para cumplir los deberes
religiosos y al mismo tiempo recibir instrucción,
dirección, consejo para vivir cristiana y
honestamente''.
>>He aquí la obra que don Bosco nos anuncia tan
sencillamente, y que se empezaba ayer, al
consagrar el Oratorio de San Francisco de Sales en
Valdocco. El Oratorio es sencillo y modesto, como
corresponde a quien espera y recibe su decoro de
la generosidad pública, pero sus naves están
llenas de fieles y la fe es el más hermoso
ornamento de la casa de Dios. Había ayer allí una
multitud de fieles iluminados por aquel sol, cuyos
rayos parecen una bendición para quienes se visten
de una alegría tranquila y religiosa. Todo
concurría para dejar eternamente grabado aquel día
en el corazón ((**It4.446**)) de
todos, en el de los arrancados del vicio,
acreedores al reconocimiento, y en el de los que
patrocinaron la obra y que recibían este tributo
de gratitud.
>>La función religiosa resultó solemne, como
suele ser en semejantes circunstancias. Un
personaje que por sus eminentes virtudes y sus
amplios conocimientos honra al clero turinés, el
pastor del redil de Borgo Dora leyó una admirable
composición, en la que desarrolló los saludables
caracteres de la iglesia, como casa de Dios y casa
de oración.
>>Confesamos que al oír sus palabras con las
que, despojando la lógica de pretenciosos
conceptos de vana elocuencia, nos expuso la
santidad de nuestra fe, la superioridad de nuestra
religión comparada con las creencias de otros
pueblos, nos creíamos transportados a aquellos
tiempos en los que se predicaba a los pueblos
reunidos bajo la inmensa bóveda del cielo o en las
entrañas de la tierra la palabra del Dios, que
murió para nuestra salvación.
>>Terminada la función religiosa, todos los
miembros de la comisión directiva se reunieron en
una sala donde se entretuvieron comentando la
hermosa jornada y donde fueron agasajados con una
oda cantada por un coro de muchachos que supo
interpretarla perfectamente. La Guardia Nacional
prestó mayor brillantez a la fiesta. Honor a esta
joven institución, que merece el reconocimiento
del
(**Es4.344**))
<Anterior: 4. 343><Siguiente: 4. 345>