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Oratorios festivos, recoger a los muchachos,
esparcidos los domingos por los prados, buscar
patrono a los sin trabajo, visitarles en el tajo,
llevarles a sus casas cuando caían enfermos, de
acuerdo con las indicaciones de don Bosco, y al
mismo tiempo estudiaban, asistiendo a sus escuelas
correspondientes.
Predicaba el teólogo Pacchiotti la novena del
Espíritu Santo en el Oratorio, el año 1852. Le
querían mucho los muchachos, y el día de la
fiesta, después del sermón, le acompañaron a tomar
un refresco en una habitación de la planta baja.
Fueron con él ocho clérigos, y se sentaron en
derredor suyo. Entró entonces don Bosco, y el
teólogo Pacchiotti, dándole unas palmaditas en el
hombro y mirándole conmovido, le dijo:
-Ahora creo que tendrás curas y clérigos.
-Ahora creo que tienes una iglesia y una casa,
repitió al volver otra vez a Turín, cuando la
construcción de la casa nueva estaba algo
adelantada.
Y algunos de los que le tomaron antes por loco,
habiendo ido a predicar en la iglesia de San
Francisco, tuvieron que recordar cómo habían
creído imposible lo que ahora contemplaban sus
ojos. Y lo que ellos veían no era más que el
principio, un ensayo de lo que más tarde verían.
Don Bosco se preocupaba mucho de preparar para
aquel día suspirado a algunos de los mejores y más
fervorosos, habituándoles a algunas de las
piadosas prácticas de las sociedades religiosas.
Y, de cuando en cuando, seguía dándoles, a
ellos solos, alguna conferencia. Estaba entre
éstos el diácono Joaquín Guanti, que daba clase de
latín. El cinco de junio de 1852 don Bosco les
reunió y les exhortó a escoger entre los
compañeros un monitor secreto, para que
caritativamente ((**It4.429**)) les
advirtiese de los defectos en que hubieren caído
para corregirse. Miguel Rúa escogió a Reviglio, y
nos aseguraba que los avisos dados por el amigo le
ayudaron enormemente. Tenemos recuerdo de esta
conferencia en una hoja escrita por Miguel Rúa en
los siguientes términos:
Don Bosco, diácono Guanti, Bellia, Buzzetti,
Gianinati, Angel Savio, Esteban Savio, Marchisio,
Turchi, Rocchietti 1.°, Francesia, Francisco
Bosco, Cagliero, Germano, Rúa.
Todos éstos se reunieron para la conferencia
del sábado por la noche, 5 de junio de 1852. En
esta conferencia se estableció el rezo de los
siete gozos de la Santísima Virgen todos los
domingos. Al año próximo se verá quién de ellos ha
perseverado en el cumplimiento
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