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de aquel estado, y sin parecer que lo recomendaba
de ninguna manera. Unicamente invitaba a los
alumnos a querer ayudarle; y, apoyándose en el
amor que le profesaban, expresaba el deseo de
tenerlos siempre a su lado, de poderlos acompañar
hasta el paraíso, estar un día, y para siempre,
junto a ellos en la eterna bienaventuranza.
A veces empleaba palabras misteriosas para
provocar su curiosidad.
-Necesito de ti una cosa: >>cuándo harás la
confesión de la vida futura?
A otro:
->>Estás contento? >>Estás bien? Entonces
conviene que te prepares para hacer la confesión
de toda tu vida futura.
Entendía con esto hablarles especialmente de su
vocación eclesiástica, insistiendo en la
importancia de pensar seriamente y con tiempo en
ello.
De vez en cuando decía a uno u a otro:
->>Quieres que te corte la cabeza? íNecesito
que te dejes cortar la cabeza!
Quería indicar con esto la obediencia total al
Director del Oratorio, cuyas ventajas y méritos
describía a menudo, mas sin indicar en qué estado
se puede ejercitar ésta especialmente.
((**It4.426**)) Tocante
a la virtud, se propuso no exigir más de lo que se
requiere para ser un buen cristiano y salvar el
alma. Así que no hablaba de meditaciones
metódicas, ni de retiros espirituales prolongados.
Ya entonces, suplía plenamente con otros medios, y
viose a los muchachos escalar los más altos grados
de perfección. Si hubiera dado a su casa un
aspecto de vida muy regular y monástica, lo habría
perdido todo. En el decurso de esta historia le
veremos ascender siempre, pero insensiblemente,
hacia su ideal, esto es hasta llevar las cosas al
punto de colocar a la Pía Sociedad Salesiana a la
par de las demás Congregaciones.
Trabajaba incansablemente para ello, mas la
palabra Congregación no llegó a pronunciarla hasta
después de catorce años de haber empezado a
preparar el terreno. Preveía también que, apenas
levantara el velo que cubría su proyecto, no pocos
se le opondrían y harían guerra, y no sólo el
mundo, sino hasta los Obispos y párrocos, los
padres de los muchachos y éstos mismos. Tenía
razones para preverlo. Y así fue. En efecto, si
hubo muchos al principio que lo admiraban y tenían
por un hombre grande y santo, después dijeron que
era un fanático, un obstinado, un presuntuoso, un
creador de
(**Es4.328**))
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