((**Es4.326**)
->>Pero no veis que esa mujer os engaña? No es
un niño lo que lleva en brazos, sino un trozo de
madera revestido.
Al oír aquellas palabras la mujer escapó a toda
prisa y desapareció por la calle próxima.
Salvo el caso evidente de engaño, don Bosco era
siempre generoso con los pobres. Nosotros podemos
asegurar, con conocimiento de ello, que cada año
distribuía varios miles de liras en favor de los
necesitados, ya en dinero entregado como limosna,
ya perdonando deudas a quien pasaba apuros. Y no
solamente a éstos, sino también a los pudientes,
particularmente a los campesinos y obreros que
iban de los pueblos a Turín, les socorría de mil
diversos modos, y les daba hospitalidad. Se había
propuesto impedir las transgresiones a la ley de
Dios y de la Iglesia con las tristes consecuencias
del respeto humano. Entre los diversos testimonios
de nuestra afirmación, traemos el del comerciante
Juan Filippello de Castelnuovo, el cual nos traza
este boceto de don Bosco y del Oratorio de
aquellos años.
<((**It4.423**)) De
camino, a cada instante, me hacía señal de pararme
y de tener paciencia, ya que él se detenía a
hablar con toda clase de personas. Llegados al
Oratorio, todos los muchachos se amontonaban a su
alrededor para besarle la mano, dando tales
muestras de respeto y de cariño que me
conmovieron. Me quedé a dormir en el Oratorio, y
vi, por la mañana, a todos los muchachos ir a la
iglesia para oír la misa celebrada por don Bosco,
que, también yo, tuve el placer de oír en la
antigua iglesita. Me convencí entonces de que los
muchachos eran muy buenos y creo que muchos de
ellos, de no haberlos recogido y dirigido don
Bosco, hubieran acabado mal>>.
Así es como la caridad de don Bosco era
recompensada puesto que Dios le amó siempre más
que una madre.
(**Es4.326**))
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