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((**Es4.300**)((**It4.387**)) CAPITULO XXXIV EXPLOTA EL POLVORIN -HEROISMO DEL SARGENTO SACCHI -EL SOMBRERO DE DON BOSCO -VISIBLE PROTECCION DE MARIA -SUCESOS DIVERSOS -UNA PALOMA -UNA VIGA ENCENDIDA -EL NIÑO GABRIEL FASSIO -EL PADRENUESTRO Y EL AVEMARIA A SAN LUIS -DESPERFECTOS EN EL ORATORIO -VALDOCCO, LUGAR DE REFUGIO -SUBVENCIONES -UNA ESTATUA CONMEMORATIVA -DON BOSCO Y LA PEQUEÑA CASA DE LA DIVINA PR0VIDENCIA EL año 1852 aconteció una terrible desgracia. Poco faltó para que la ciudad de Turín se convirtiera en tumba de todos sus habitantes bajo un montón de ruinas. En el arrabal del Dora, y junto al cementerio de San Pedro ad Víncula, se levantaba una fábrica de pólvora con tres almacenes, en los que había varios millares de kilos de explosivos. El barrio y la ciudad entera tenían en su seno un gran peligro. Eran las once y cuarenta y cinco minutos de la mañana del veintiséis de abril. La imperfección de una máquina hizo que estallara una chispa en uno de los laboratorios. En menos que se dice amén, el fuego llegó a dos cribas laterales, pasó a las clasificadoras y de éstas a la pólvora extendida por el suelo. Corrieron las llamas a un pequeño almacén, de éste a otro ((**It4.388**)) muy próximo y ambos estallaron con un tremendo estruendo, que se oyó a quince millas alrededor. Se bamboleó la ciudad, se desquiciaron las puertas y se rompieron los vidrios de las ventanas. La enorme fábrica de pólvora saltó por los aires, hundiéronse las casas vecinas, dos filas de añosas moreras saltaron de cuajo como tiernas hierbecillas; piedras, clavos, barras de hierro, vigas encendidas volaban por los aires y caían sobre los edificios, por las calles y plazas, como proyectiles de una inmensa bomba, llevando ruinas y muerte. A unos cuatrocientos metros de distancia cayeron piedras de diez, quince y veinte quintales cada una. Veintiún hombres de la fábrica murieron sepultados bajo los escombros, y treinta y cinco quedaron malheridos. Una densa nube de humo se extendió, como fúnebre manto, sobre la ciudad, ocultó los rayos del sol y la llenó de espanto: parecía llegado el fin del mundo. Gritaban unos, lloraban otros, algunos huían sin saber adónde (**Es4.300**))
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