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para los muchachos más necesitados. Y los tres se
hicieron desde aquel día, bienhechores de su obra.
Pero si las alabanzas, tributadas a la
Institución, infundían ánimos a quien tanto se
cuidaba de ella, también debía ser importante el
vivo interés que por ella demostraban los más
respetables personajes del Reino.
Algunos días después, recibía don Bosco la
siguiente carta del Ministerio, como respuesta a
una petición suya:
Real Secretaría del Estado para los Asuntos del
Interior. División 5, N.563.
Turín,
12 de febrero de 1850
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor:
No me es posible, en modo alguno, acceder a la
petición de V. S. Ilustrísima y Reverendísima,
hasta la definitiva aprobación por parte del
((**It4.26**))
Parlamento Nacional del Balance de este
Ministerio, como yo hubiera deseado, para ayudar
cuanto yo pueda, al desarrollo de una obra, que
honra grandemente a quien, con sentimientos de
cristiana caridad es su promotor, para así
disminuir el número de esos desgraciados que,
privados en la flor de su edad de quien informe su
corazón en los verdaderos principios de la
religión y de la ciudadanía, viven ya una vida
deshonrosa, son la peste de la sociedad, con su
mal ejemplo, y se prepara un miserable porvenir.
Pero es para mí una grandísima satisfacción poder
atestiguarle mi más sentida admiración por el celo
incansable que V. S. prodiga en favor de la
juventud pobre y abandonada, y deseo que esta mi
manifestación sirva al menos para animarle e
infundirle valor para continuar en su arduo, pero
filantrópico propósito.
Reservándome el tomar con todo interés su
petición, apenas obtenida la aprobación del
Balance por el Parlamento, tengo el honor de
profesarme con toda estima
De V. S. Ilma. y Rvdma.
S.S.S.
Por el
Ministerio, el Primer Oficial,
DI S. MARTINO
Pero a don Bosco le interesaba conseguir que el
Gobierno recomendara su obra, manifestara su
aprobación y se interesara por ella(**Es4.30**))
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