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esa circular requieren una protesta violenta de
nuestra parte. Me temo que somos demasiado
susceptibles. Obsérvese verdaderamente si esas
frases nos ofenden y deshonran. Se les ha dado una
interpretación que no me parece legítima. Yo creo
que, si en la circular no hay un período que
distinga las dos categorías de jóvenes del
Oratorio, tal vez se debe a un error de imprenta,
o a una omisión involuntaria de un copista, porque
me parecería ser demasiado audaz y malicioso,
creyéndo que don Bosco haya querido de este modo
atentar contra el honor de jóvenes a quienes tanto
ama. Veamos, pues, si la cuestión puede arreglarse
amigablemente. Mi parecer es que una simple queja,
presentada por nosotros a don Bosco, es más que
suficiente para alcanzar explicaciones, y también
una satisfacción, si honrada y realmente nos
corresponde. El mismo será el primero en proponer
una reconciliación, tan deseada por él, y que no
debemos rechazar. De este modo se ahorrarán graves
disgustos para él y para nosotros, que podían ser
causa de males mayores para ambas partes, sin
ningún buen resultado y con peligro de obtener
nosotros la peor.
>>Me callé porque me parecía que había hecho
demasiadas concesiones a su fogoso e irracional
resentimiento. Un silencio glacial acogió mis
palabras, y después, tras un murmullo de
desaprobación, siguió un vocerío tal que ((**It4.372**)) la
reunión parecía un conciliábulo de endemoniados.
Los promotores y fautores de aquella especie de
revolución no dejaron escapar una ocasión tan
propicia para sus intentos. Habían tolerado que yo
hablase a favor de la paz y de la concordia para
más fácilmente esconder sus insidias, para probar
el ánimo de la asamblea, y para asegurarse la
victoria.
>>Por eso, apenas disminuyó un poco el
griterío, levantóse don Rodrigo, e impuesto un
riguroso silencio, habló de este modo:
>>-Queridos amigos, amo vuestro honor tanto
como aquél al que habéis escuchado hasta ahora,
pero yo lo amo de otro modo. Yo quiero veros
manteniendo en alto el sentimiento de vuestra
dignidad. (Voces: íbravo!). Ciertamente yo soy
amigo de la paz (>>?) y me creeríais digno del
rechazo de todos, si yo incitara a nuestros amigos
a una discordia sin motivo: pero >>quién no
descubre motivos en el presente caso? >>Sois
vosotros acaso, mis queridos amigos, quienes
habéis provocado a don Bosco, o es él quien, con
su imprudente circular, ha llevado al extremo
vuestra paciencia? (íEs verdad: bravo!), Vuestro
compañero Brosio, que acaba de hablar, ha dicho
que bastarían amigables observaciones para hacer
corregir las frases de esa circular y reparar de
ese modo vuestro honor. >>Sabéis vosotros, mis
queridos amigos, cómo terminarían los diálogos
amigables en las
(**Es4.288**))
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