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((**Es4.273**) Los muchachos pusieron todo su empeño para ganar la indulgencia, enfervorizados con la predicación de don Bosco, el cual aconsejó a los alumnos internos y a cierto número de externos, que, para no olvidar aquellos solemnes días, escribieran en un papelito los propósitos hechos, y lo guardasen consigo mismo o se lo entregasen a él, que los custodiaría. Gustó a los muchachos la propuesta. Fueron muchos los que los escribieron, encabezando su papel con el título de: Mi jubileo, o bien con su propio nombre. Otros firmaban su propósito, como por ejemplo éste: -Soy Juan Bautista Sacco. Prometo y espero cumplir. Los pocos papeles que todavía se conservan, manifiestan, con la simplicidad de su expresión, ((**It4.352**)) sus repeticiones y errores gramaticales, que sus escritores eran artesanos principiantes o noveles estudiantes, recién entrados en el Oratorio. He aquí la copia de algunos: -Yo debo huir de los que blasfeman. -Yo debo huir de los que acostumbran reñir, y prometo no reñir con nadie. -Yo debo prometer que no blasfemaré ni diré cosas malas. -Yo debo huir de los malos compañeros con los que voy siempre. -Yo prometo ser diligente en mis deberes y más devoto en la iglesia. -Yo debo acercarme con más frecuencia a los Santos Sacramentos. -Yo debo prometer apartarme de los que hablan mal de la Iglesia. Esta frase se lee en todos los papelitos, prueba evidente de que se la había sugerido y explicado don Bosco. Lo mismo hay que decir en cuanto a la uniformidad y el orden de ideas, que ciertamente es el mismo sostenido por él en su predicación. Copiamos un papel entero como ejemplo documental, un tanto corregido: <(**Es4.273**))
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