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Don Bosco.- No debo mi fama a mis méritos, sino
más bien a la lengua de mis muchachos.
Pallavicini.- Ellos son jueces competentes y
dignos de ser creídos, porque, como dice el
profeta, ex ore infantium perfecisti laudem (por
boca de los niños completaste la alabanza).
Sclopis.- La noticia de sus obras ha llegado a
la Cámara del Senado, y esta alta Asamblea nos ha
encargado recoger informes exactos para dar
conocimiento al efecto. Yo soy el conde Sclopis,
el señor es el marqués Pallavicini y éste, el
conde de Collegno.
((**It4.19**)) Don
Bosco.- Esta pobre institución ha recibido hasta
ahora muchas y agradables visitas, pero ésta será
tenida entre las más valiosas. Pregunte sus
Señorías cuanto les parezca: seré muy feliz
respondiéndoles en cuanto sé y puedo.
Sclopis.- >>Cuál es la finalidad de esta obra?
Don Bosco.- La de recoger en los días festivos
al mayor número de muchachos, de ésos que, por
descuido de sus padres, por estar abandonados o
por ser forasteros, en vez de ir a las funciones
sagradas y al catecismo, vagarían y jugarían por
la ciudad como unos golfillos. Aquí, por el
contrario, atraídos por los juegos, los regalitos
y el trato amable, se entretienen en alegres
juegos, bajo la vigilancia de varios asistentes.
Por la mañana tienen comodidad para acercarse a
los santos sacramentos, oyen misa y un breve
sermón, adaptado a su condición. Por la tarde,
después de unas horas de sana diversión, se reúnen
en la capilla para el catecismo, el canto de las
vísperas, la instrucción y la bendición. En pocas
palabras: se trata de reunir a los muchachos
para hacerlos honrados ciudadanos, haciéndolos
buenos cristianos.
Pallavicini.- Nobilísimo fin. Sería de desear
que instituciones como ésta se multiplicaran por
la ciudad.
Don Bosco.- Con la ayuda de Dios se abrió el
año 1847 otra semejante, cerca de la Villa Real
del Valentino, y hace poco se ha inaugurado una
tercera en el barrio de Vanchiglia.
Collegno.- íMuy bien, muy bien!
Sclopis.- >>Cuántos muchachos, poco más o
menos, acuden aquí?
Don Bosco.- Generalmente, cada día de fiesta,
son unos quinientos y con frecuencia más. Y casi
otros tantos se juntan en cada uno de los otros
dos.
Collegno.- Por tanto, en total son mil
quinientos muchachos, habitantes de esta ciudad,
los recogidos por una mano providencial y
dirigidos con la ((**It4.20**)) religión
por el camino de la moralidad y la (**Es4.25**))
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